Vigo estrena este fin de semana su primera «cocina fantasma»

Begoña Rodríguez Sotelino
begoña r. sotelino VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

M.MORALEJO

Natalia Rey y Andrés Otero están detrás de The Phantom Kitchen Brioche, proyecto independiente de los jóvenes que también pusieron en marcha el hawaiano Terrabowls

31 jul 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Las cocinas fantasma eran una tendencia prepandemia cuya llegada no hizo más que acelerar un tipo de negocio que le viene de maravilla a la situación sanitaria que la población arrastra y que ha cambiado el modo de relacionarse. Aquí también el contacto personal físico es cero.

El invento, una tendencia internacional que lleva unos años afianzándose también en España, es otra pata más del entramado virtual en el que nos hemos metido. Una cocina fantasma es la de un restaurante que no existe como tal. No hay un local donde degustar su oferta, ni siquiera donde poder ir a recoger el pedido. Tampoco hay un teléfono al que llamar. Todo se realiza online y a través de terceros: las plataformas de venta y envío a domicilio.

En Vigo, hasta ahora, no había constancia de la existencia de tan interesante invento para los hosteleros, ya que el ahorro de costes que este modelo conlleva son evidentes, al no tener que sufragar gastos como el del alquiler del local, ni contratar a personal para dar servicio en sala a la clientela y muchos otros conceptos que restan pagos en la cuenta mensual.

Los primeros en dar el paso y autoproclamar su iniciativa como «la primera cocina fantasma o dark kitchen de Vigo» son dos jóvenes emprendedores, Natalia Rey Padorno y Andrés Otero Castrelo, formados en el Centro Superior de Hostelería de Galicia, que con @The Phantom Kitchen inician con esta su segunda aventura. La primera fue el restaurante hawaiano Terrabowls, que abrieron hace nueve meses en el Casco Vello como fórmula para reinventarse al volver a casa desde sus anteriores empleos en hoteles en Madrid y Santo Domingo, debido a la situación sanitaria. En este nuevo nicho de gran éxito como es la cocina hawaiana, también pusieron su toque personal, ya que como contaban a La Voz, fueron los primeros en incorporar los poke roll «envuelto en una fajita y con un toque de plancha», aseguraban.

Tras una apertura de prueba (doblemente fantasma) para testar la acogida, su segundo negocio en el sector encendió ayer por primera vez sus fogones de forma oficial. Andrés recuerda que este nuevo modelo de hostelería empezó en Inglaterra en espacios muy diversos, desde bajos comerciales a contenedores e incluso domicilios particulares. «En todo caso, para los clientes, el restaurante es siempre virtual, recibirá en su casa cómodamente los pedidos que realice a través de los canales de delivery y el contacto con nosotros es a través de nuestra cuenta de Instagram o nuestra página web. Actualmente pueden encontrarnos en Uber y en Just Eat, aunque no descartamos estar en alguna plataforma más próximamente, y también tenemos en mente poner en marcha más restaurantes fantasma con conceptos diferentes para que el público tenga variedad donde pedir y nosotros podamos seguir manteniendo el nivel alto que nos proponemos».

Brioche y más adelante, más

El primero se llama Brioche y empiezan con una oferta de muy pocos platos. «Lo bueno, si breve, dos veces bueno», justifica Natalia con una frase hecha. «Preferimos hacer cuatro cosas perfectas que dieciocho mal, así que planteamos una carta pequeña y sencilla para garantizar que va a ser de calidad», aclara añadiendo que se engloba bajo un concepto que ofrece reinvenciones de la llamada comida rápida, pero con hechura de un plato gourmet, «prestando especial atención a cada detalle», afirma. Así lo parece, atendiendo a las poderosas imágenes de las hamburguesas, perritos, sandwiches, bagels y patatas de su escueta carta que cuelgan en su Instagram. Brioche, al menos por ahora, estará funcionando solo los viernes, sábados y domingos para comidas y cenas. Han preferido ir despacio para atender bien a la clientela.