«Santa María lleva así 20 años y ahora no se pueden esperar siete meses por unas obras»

VIGO CIUDAD

CAPOTILLO

Las trabajadoras del centro de Pontevedra se movilizan ante la Xunta tras el cierre del sanatorio. Quieren evitar el ERTE

10 jun 2021 . Actualizado a las 13:41 h.

A muchas trabajadoras les costaba aguantar las lágrimas en la protesta que hicieron este jueves ante la sede de la Xunta en Camplongo, en Pontevedra. Carmen García se enteró el pasado lunes, 31 de mayo, que Santa María tendría que cerrar este jueves. Tanto ella como sus compañeras reconocen que «estamos fatal». Apenas han tenido tiempo de hacerse a la idea de que a partir de la próxima semana no trabajarán y cobrarán el 70 % de su salario. «Llevo allí toda la vida, 29 años en este centro. Mi sueldo es el único que entra en casa, mi marido tenía un negocio y ya sabes cómo están con el covid», apunta García. Junto a ella, María José González, lamenta que «este sea el agradecimiento que tenemos de la consellería después de tener cero covid. Estuvimos con los pacientes cuando las familias no podían venir. Cuántas veces he escuchado ‘no se qué pasa que mi hijo no me viene a ver'. Estuvimos ahí ayudándoles y ahora la Xunta nos cierra».

Una treintena de trabajadores reclaman poder seguir trabajando y lo hacen ante la Xunta porque la orden de cerrar el centro por deficiencias estructurales es del Sergas. «Queremos mantener los puestos de trabajo hasta que se haga el hospital de Vigo y puedan trasladarnos allí. Se llevaron parte de los enfermos, unos fueron reubicados en Santiago, otros en Vilaboa y tenemos doce ahí que no sabemos lo que va a pasar con ellos», explica Mercedes Rial, auxiliar y delegada sindical de CC.OO., que como el resto de sus compañeras no entiende por qué pudieron trabajar en estas condiciones «durante 20 años y ahora no se puede esperar siete meses más hasta que las obras en Vigo estén concluidas. «Andan con los pacientes de un lado para otro y hay familiares que no saben ni para donde mandan a sus familias. A nivel asistencial no hay queja ninguna, es una tontería que nos digan que no tienen baños porque la mayoría de los pacientes son dependientes», subraya Rial, que como el resto, mantendrá la batalla por los 32 puestos de trabajo.