Juicio en Vigo: «Las camareras de Balaídos le tienen miedo, golpeó brutalmente a una y luego se acabó su café»

e. v. pita VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

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Un joven afronta entre 18 meses y 5 años de cárcel por noquear de un puñetazo a una empleada que le sirvió un café en la barra de un bar de Balaídos. La víctima tuvo que operarse la nariz y requirió tratamiento psicológico.

07 jun 2021 . Actualizado a las 21:33 h.

Un joven afronta entre 18 meses y 5 años de cárcel por noquear a una camarera en julio del 2019 en la barra del bar Las Gradas de Balaídos y romperle la nariz, lo que requirió cirugía estética y tratamiento psicológico. El juicio se celebró este lunes en la quinta sección de la Audiencia de Pontevedra, con sede en Vigo. Un policía dijo que «el golpe fue brutal, la chica se cayó y él se quedó a terminar su café. Las camareras de Balaídos le tenían miedo a él porque las miraba fijamente», lo que le ha dado fama en el barrio de ser un supuesto agresor de mujeres. Tras su detención por el incidente en el bar, el implicado quebrantó cuatro veces el alejamiento, según desveló la acusación particular.

La Fiscalía, al final del juicio, mantuvo la petición de un año y medio de cárcel y la reclamación de una indemnización de 16.000 euros. La acusación particular eleva su petición a 5 años de prisión y 25.000 euros.

La Policía Nacional de Vigo conocía al joven por detenciones y altercados anteriores, incluso por sanciones relacionadas con incumplimientos del toque de queda o por no llevar la mascarilla. «Es famoso porque las camareras de la zona le tienen miedo», dijo un agente en el juicio.

En el juicio, el acusado se acogió a su derecho a no declarar. La joven supuestamente agredida prestó testimonio desde un biombo. El tribunal apercibió varias veces al acusado porque no se colocaba bien la mascarilla.

La denunciante cuenta que conocía de vista al acusado porque tenía mala fama en el barrio por molestar o agredir a mujeres. Tuvo un primer encontronazo en enero del 2019. Ella tomaba algo en la terraza de una cafetería de la zona con su novio y unos amigos cuando «sentí que alguien me miraba fijamente y era él. Me giré y me gritó e insultó y me amenazó con pegarme». Ella asegura que no lo conocía personalmente pero que «yo sabía que era una persona peligrosa porque agredió a una camarera, tenía conflictos con las mujeres y los niños». Él iba a veces a su bar cuando estaba sola y ella sentía miedo. Se lo dijo a su jefa pero esta le dio instrucciones de servir igualmente a ese cliente porque tenía familia influyente en el barrio.

Testimonio de la denunciante

El día de la paliza, el 19 de julio del 2019, ella estaba sola en la barra y él entró. La camarera contó que «él me miraba fijamente con actitud intimidante, yo tenía miedo [sollozos], yo no quería estar sola con él». Como en la terraza había un único cliente, la empleada pensó en salir fuera pero, al ver que salía de la barra, el joven se acercó, gritó que lo dejase en paz y la camarera sintió miedo y le pidió que terminase su consumición y se marchase del bar. «Me daba pánico, tenía miedo de que en cualquier momento me pasase algo», relató la joven en el juicio.

Cuando él tomaba su café, reaccionó violentamente, según la denunciante: «Braceó, se encaró conmigo, hizo gestos amenazantes, se me puso delante de mí y me golpeó, me dio un puñetazo en la cara y me caí al suelo. Me pitaron los oídos, del golpe no oía ni veía y me desmayé. Me quedé inconsciente unos segundos, tenía miedo de que volviese a pegarme pero recogió su gorra, se sentó en la silla de la barra y, mientras el otro cliente me auxiliaba, se tomó su café y se marchó». 

Tras la paliza, tuvo que someterse a una operación de cirugía estética en el 2020 para corregir su tabique nasal y reducir la hinchazón porque si hace calor y lleva mascarilla, le sangra. Necesitó ayuda psicológica durante tres meses e incluso requirió medicación y tres sesiones de psiquiatría. Su situación se agravó porque el implicado quebrantó cuatro veces la orden de alejamiento, lo que la atemorizó. Hace un mes tuvieron un juicio rápido con él y «yo no estaba bien»

La abogada de la aseguradora del bar, que es responsable subsidiaria en caso de que el joven no tenga dinero para pagar la indemnización, preguntó a la denunciante por qué, si se sentía amenazada, no pulsó el botón del pánico que había debajo de la encimera de la barra. La víctima señaló que ignoraba que hubiese esa alarma.

Declaración de los policías

Tras la agresión, el acusado se marchó del bar pero lo persiguieron cuatro o cinco jóvenes, que señalaron al sospechoso a unos agentes de la Policía Nacional. Los funcionarios conocían al joven por otros incidentes. Él lo negó todo pero accedió a ir con los policías a visionar el vídeo de la cafetería donde se grabó la paliza. Un uniformado, tras ver la grabación en el móvil de la dueña, declaró en el juicio: «Sin duda fue él. Se giró y de una forma brutal la golpeó, ella se cayó y él se acabó su café»

El juicio quedó visto para sentencia. El hecho de que se juzgue en la Audiencia es porque las lesiones fueron por deformidad, ya que la denunciante tuvo que operarse para corregir un defecto estético y le quedaron secuelas.