«Necesitamos con urgencia otro 15M»

alejandro martínez VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

M.MORALEJO

Activistas vigueses del movimiento que estalló hace diez años reivindican aquel espíritu de los indignados

15 may 2021 . Actualizado a las 21:47 h.

Vigo no estuvo al margen de aquel estallido de indignación que hace una década recorrió el país. La ocupación de la Puerta del Sol en Madrid tuvo su reflejo en la ciudad olívica. La farola de Urzaiz y, posteriormente, la Praza do Rei acogieron una de las acampadas que se extendieron durante más tiempo en todo el territorio nacional.

Cuatro personas que participaron activamente en aquellas movilizaciones lo recuerdan como una época excepcional en la que miles de ciudadanos tomaron conciencia de que se podía cambiar una realidad marcada por una gran crisis económica, política e institucional hacia un modelo más participativo y democrático. Rubén Alén, Pilar Moreno, Marcos Rodríguez y Guillermo Crego, que estuvieron en el germen del movimiento de los indignados en Vigo, volvieron a encontrarse ayer para rememorar para La Voz lo que supuso aquella época.

Una sociedad que ofrecía pocas perspectivas de futuro para los jóvenes con trabajos precarios y mal remunerados empujó a muchos de ellos a participar en las movilizaciones para luchar por un cambio de sistema.

«De aquella rebotaba de un trabajo a otro, lo que conocíamos como la hiperprecariedad. No había visos de que eso fuera a cambiar y decidí tomar cartas en el asunto. Me pareció una buena idea este movimiento que estaba surgiendo, que tenía visos de convertirse en algo positivo, por lo menos en concienciar a la gente de que algo estaba pasando», recuerda Rubén Alén, uno de los organizadores de la histórica manifestación del 15M.

Marcos Rodríguez considera que la politica «estaba destruyendo las condiciones laborales y los derechos. La juventud se vio abocada a lanzar un empuje hacia adelante y decir que hay que luchar por esto. Con la fuerza de la juventud se fue uniendo la gente mayor y miles de personas de la ciudad».

Explosión democrática

Para Pilar Moreno, que tenía 55 años entonces, el 15M fue «una explosión de democracia, una terapia de grupo a nivel político. Lo recuerdo con mucho cariño, sobre todo por la participación de los jóvenes. Los de mi quinta los veíamos pasotas, pero me cambió el chip cuando les vi currando. Era increíble ver lo que hacían, lo que opinaban y cómo pensaban. Personalmente cambié muchos puntos de vista que tenía sobre la juventud», afirma.

Aquel movimiento espontáneo de ciudadanos indignados no logró cambiar el sistema pero si removió sus cimientos. Guillermo Crego valora que puso fin al bipartidismo. «Valió para mucho. Fue un toque de atención a los partidos. Los hubo inmovilistas, pero otras organizaciones se abrieron más a las bases y a fomentar la participación. Pero la gran llamada era un proceso constituyente nuevo. Romper con la falsa transición e iniciar el proceso hacia una nueva Constitución», afirma.

Creen que la situación actual de crisis puede ser el caldo de cultivo para el surgimiento de un movimiento similar que tome la calle. «Hace diez años, la gente salió con ganas de un cambio e iba a por ello. Eso es lo que nos hace falta hoy. Más que antes tal y como están las cosas, puesto que nadie nos va a llevar de la mano», considera Marcos. «Necesitamos otro 15M con urgencia. Que sepan los políticos que no somos meros votos cada cuatro años. Tenemos que participar en las decisiones porque no somos marionetas», afirma Pilar.

Personas de todas las edades y de diferente ideología que estaban al margen de partidos

La acampada de Vigo acogió a personas de diferentes edades e ideologías, unidos por el descontento con la situación que estaban viviendo. «Fuimos un movimiento apartidista desde el minuto uno», afirma Rubén Alén. Por allí se dejó caer mucha gente que se autodenominaba anarquista. «Era complicado entenderse con ellos pero, al mismo tiempo, la diversidad era enriquecedora», afirma.

Muchos ciudadanos mostraron su solidaridad con las personas que se encontraban acampadas. Rubén recuerda la simpatía con la que les trataban muchos ciudadanos. «Hacíamos comidas gracias a que mucha gente bajaba de su casa para traernos alimentos. Había cafeterías que tampoco nos querían cobrar», recuerda.

Enriquecimiento personal

El 15M también fue una experiencia de enriquecimiento a nivel personal. «Fue la mejor que he tenido en toda mi vida. Un antes y un después», asegura Rubén, que tenía 24 años cuando participó en las movilizaciones.

Guillermo Crego fue el único de los cuatro que acabó militando en política. Actualmente es responsable nacional de estrategias para el conflicto de Esquerda Unida. También participó en AGE. Hasta entonces no había participado activamente en política, aunque sí en movimientos sociales. «A todos nos cambió la perspectiva. Me volví colectivista, a no ver por mí, sino por el grupo de personas. Quiero que mi colectivo crezca. Colaborando entre todos avanzaremos más y viviremos mejor», considera. Marcos Rodríguez compagina el trabajo con los estudios y tiene una hija. Afirma que volvería a movilizarse.