Un mural de Lula Goce en Vigo, segundo que sucumbe tras una construcción urbanística

Begoña Rodríguez Sotelino
begoña r. sotelino VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

M.MORALEJO

La artista pide al Concello que proteja más las obras de su iniciativa municipal

14 may 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

El programa municipal Vigo, ciudad de color que comenzó en el 2015 se ha convertido en una referencia internacional para artistas que llegan de todo el mundo. A la baionesa Lula Goce (@lulagoce) le pasó al revés. Como reconoce, participar en esta iniciativa le dio un empujón monumental a la cotizada autora, por lo que está muy agradecida. Sin embargo, una basurilla en el alma le corroe y no puede evitar sentir un gran pesar al ver que el primer mural de gran formato que hizo en Vigo, que considera su casa, está desapareciendo tras una promoción inmobiliaria. 

XOAN CARLOS GIL

Como recuerda, en el 2016 la asociación de vecinos de La Curva de San Gregorio contactó con ella para plasmar la necesidad de tener una zona verde, en especial en el solar donde se ubicaba el mural. Al mismo tiempo se abría una convocatoria para pintar medianeras en @vigocidadecor y se juntaron ambos proyectos. «Con los vecinos vimos la oportunidad de transmitir las necesidades del barrio al Concello, que serviría para mediar con ellos o al menos ponerlo en su conocimiento, pero no funcionó, se sintieron traicionados porque no van a hacer un parque público sino una zona ajardinada en una urbanización», lamenta. Hace ya dos años se enteró por la prensa de que la construcción ocultaría un trabajo por el que estuvo doce días subida a una grúa para pintar un lienzo a dos fachadas que mide como un edificio de once plantas. Nadie desde el Concello la informó de ello, aunque luego, para resarcirla, le ofrecieron participar en una nueva edición, cosa que hizo en la sexta con una espectacular obra en la avenida de A Florida, 45.

Oscar Vázquez

«Para mi tiene un sentimiento añadido, y es que los niños representados son mi hijo y mi sobrina. Me da algo de angustia ver cómo van desapareciendo, casi preferiría que repintaran la pared y no quedasen ahí atrapados», admite. En el enlace se puede apreciar la obra.  

La primera en reconocer que el arte urbano no es para siempre es ella misma. «Es cierto, es efímero, no se hace con la idea de que perdure, pero de ahí a que no aguante ni un lustro hay un trecho. Un trabajo así requiere un esfuerzo enorme, físico y psíquico para quien lo hace, y tiene un coste económico elevado que también hay que valorar porque es tirar el dinero público», reflexiona. Y propone a los responsables municipales de este programa que modifiquen algunas de las normas. «Al igual se les obliga por contrato a las comunidades de vecinos a no tocar las medianeras participantes en diez años, deberían garantizar de la otra parte que se va a respetar la obra», argumenta añadiendo que participó encantada en un proyecto municipal «que tiene muchas cosas buenas pero algunas, como esta, mejorables».

Goce, que acaba de llegar de Miami y le espera una agenda internacional de vértigo, de París para la ONU, a Washington, ve el caso de su mural como una metáfora de la situación de la cultura, «lapidada por los intereses del capital». El suyo será el segundo mural oculto tras la construcción de un edificio. El primero fue el que hizo Elisa González en la curva de Vía Norte. La artista viguesa (@crepitantes) también se llevó un disgusto porque padece fibrosis quística, una grave enfermedad respiratoria, y llevarlo a cabo fue un reto para ella.

Oscar Vázquez