Las chicas del Instituto Femenino se quejan de que quieren «domarlas»

Jorge Lamas Dono
jorge lamas VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

M.Moralejo

En mayo de 1974, 198 alumnas del centro vigués denunciaban a través de La Voz de Galicia que la dirección del centro aplicaba demasiadas medidas disciplinarias

11 may 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

A principios de los años setenta, las aulas de los institutos de enseñanza media de Vigo reflejaban la rebeldía que comenzaba a asomar en la sociedad contra la rigidez social y la represión política impuesta por el régimen franquista. Buena prueba de ello fue el atrevimiento de un grupo de estudiantes del Instituto Femenino de llevar a los medios de comunicación sus protestas. El 12 de mayo de 1974, La Voz de Galicia publicaba un escrito firmado por 198 chicas del mencionado centro de enseñanza en el que dejaban constancia pública de su malestar contra lo que consideraban su «doma» por parte de la dirección del instituto.

«Queremos manifestar nuestra disconformidad por las medidas que se han tomado y se toman contra las alumnas de este Instituto», comenzaba expresando el comunicado. «Desde comienzo de curso se nos han impuesto una serie de sanciones por motivos carentes de importancia, tales como fumar, llevar la ropa corta o vaqueros, llegar tarde a clase, etc. Estos motivos no son suficientes para se expulse a una alumna una serie de días», continuaban señalando las estudiantes.

«También queremos manifestar nuestro descontento ante el hecho de que nos tengan encerradas bajo llave en el centro, controlando nuestros pasos, todo lo que hacemos o decimos. Esto corresponde a un concepto de la educación según el cual el alumno debe ser domado y no orientado», se podía leer en el periódico.

«Vemos, asimismo, que se le da mayor importancia a las medidas disciplinarias que a las medidas educativas. Por lo tanto, exigimos que se revise y solucione esta anacrónica situación. Muy atentamente, y dándole las más expresivas gracias, le saludan las alumnas del I.F.E.M. de Vigo», concluía el escrito firmado por las 198 estudiantes.

Las quejas de las estudiantes, o por lo menos de un grupo importante de ellas, obtuvo la respuesta de la dirección del centro seis días más tarde. Las páginas de La Voz de Galicia publicaban entonces el comunicado del director del instituto. «Dejando aparte la inexactitud de esta frase [en referencia a la disconformidad por las medidas que se toman contra las alumnas de este instituto] así como la de las curiosas afirmaciones que se contienen en la carta, la dirección de este centro hace constar que cuando esas alumnas se matricularon en el mismo admitieron que las normas de convivencia que rigen en él y que figuran al dorso de los boletines de información que se envían a sus padres todos los meses. La dirección del centro desea aprovechar esta oportunidad para aclarar a cualquier interesado, y especialmente a los padres de las alumnas, las motivaciones por las que se considera oportuno fijar esas normas de convivencia a las que antes se alude», concluía el director de Instituto Femenino de Vigo.

Nacido en 1962

La propia existencia de un instituto femenino ya era una cuestión que empezaba a sobrar en aquella época de cambios. Había nacido el centro en el curso 1962/63. En aquella época solo existía un instituto de enseñanza media en Vigo, el Santa Irene, centro situado justo al lado del Femenino, que durante algún tiempo tomaría el nombre de Nuestra Señora de la Guía, a pesar de que se hizo cierta campaña en la prensa, los meses antes de abrir, para que recibiese el nombre de Concepción Arenal.

La segregación por sexos contó más entonces que la necesidad de ampliar el número de plazas destinadas a la educación secundaria, algo muy evidente en una ciudad en constante crecimiento demográfico. Aquella necesidad de dotar a Vigo de nuevos institutos de enseñanza media llevó al alcalde Tomás Pérez Lorente a firmar la cesión de los terrenos públicos situados en la finca del Carmen al Ministerio de Educación. Aquella firma se realizó en la notaría de Alberto Casal, el hombre al que Álvaro Cunqueiro dedicó Merlín e familia.

Ya con los terrenos elegidos, el Ministerio de Educación encargó la construcción del nuevo edificio a uno de los grandes arquitectos vigueses del siglo XX, Jenaro de la Fuente Álvarez, hijo de Jenaro de la Fuente Domínguez, quien también pasó a la historia local por su obra arquitectónica, realizada entre finales del siglo XIX y principios del XX. El resultado fue un edificio supeditado a un planteamiento tan funcional como lograr un espacio cómodo para dar clases.

El 8 de octubre de 1962 tenía lugar la apertura de curso conjunta de los dos institutos vigueses. A partir de ese momento, Santa Irene, que se había abierto 35 años antes (en esa ubicación solo llevaba 16 años porque anteriormente a la construcción del actual edificio estuvo en distintos lugares), acogería únicamente chicos, mientras que el contiguo se destinaría a las 500 chicas que cursaron allí durante el primer año. Entonces, el plan de estudios establecía que los institutos acogiesen siete cursos, desde el primero de bachillerato al PREU, que después se transformaría en el COU.

A principio de la década de los años ochenta el Femenino se convirtió en el Instituto Santo Tomé de Freixeiro y, poco después, se transformó en un centro mixto. Y las cosas cambiaron mucho desde aquel lejano año de 1974 en el que un grupo de chicas osaron acudir a la prensa para mostrar su rebeldía. En enero de 1995, la directora del centro, Dolores Losada, decía en las páginas de La Voz de Galicia: «Lo que en un principio pedimos a los chicos cuando entran en nuestro instituto es que, por muy importantes que sean las consideraciones académicas, por encima de todo, debe prevalecer el respeto y la tolerancia».