O Berbés. Por si fueran pocas las alteraciones de Abrir Vigo al Mar, posteriormente se cambió la plaza de O Berbés. El estanque, símbolo del agua de la ría que en otro tiempo llegaba hasta la puerta de las casas y cuya intención era visualizarlo desde las gradas, se rellenó con tierra, plantas y barcas entre las florecitas. Posteriormente se completó aún más el espacio con un parque infantil. Un ejemplo de lo que en arquitectura se conoce como horror al vacío, que no es más que el afán por rellenar espacios libres, muy frecuente en los políticos con el fin de dejar su impronta.
Plaza de América. Pero si hay una obra que ha pasado por cambios esa es la Puerta del Atlántico, en la plaza de América, de Silverio Rivas. Inaugurada en junio de 1991, en el 2000 el Concello tuvo que afrontar su recuperación debido a la inclinación que presentaba el vaso. El presupuesto se cifró en sesenta millones de las entonces pesetas por haber vencido la garantía de la obra. Tras sucesivas reparaciones y reformas, la última se inició hace justo un par de años para llevar a cabo la transformación en un nuevo espacio peatonal. Estas obras contaron con un presupuesto de 1,4 millones de euros y crearon un área de esparcimiento público de 1.000 metros cuadrados. El escultor ya estaba tan desilusionado con el maltrato que se había dado a su trabajo y el abandono que había sufrido, que en esta ocasión se podría decir que hasta quedó descansado con la reforma.