Cierra el último local del Consorcio del Casco Vello de Vigo mientras la Xunta y el Concello se pelean

Begoña Rodríguez Sotelino
begoña r. sotelino VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

XOAN CARLOS GIL

Matina era el espacio comercial más antiguo de los que dinamizaron el Casco Vello alto

03 abr 2021 . Actualizado a las 22:31 h.

La rehabilitación de la parte alta del barrio antiguo de Vigo llevada a cabo por el Consorcio del Casco Vello (CCVV), constituido hace 16 años, no está dando los frutos deseados ni por los pobladores de los edificios reformados en el histórico vecindario, ni por la entidad administrativa participada en un 90 % por la Xunta de Galicia y por el Concello de Vigo en un 10 %, que puso en marcha los planes para promocionar el comercio en la zona.

Tras el goteo de aperturas, hace menos de una década parecía que el Casco Vello alto conseguía llenarse de vida no solo dentro de las remozadas casas, sino también en calles que durante años habían sido foco de trapicheo, delincuencia y prostitución. Pero los negocios recién estrenados no duraron pese a las ventajosas condiciones económicas que tenían como incentivo por la arriesgada apuesta, con alquileres entre los 180 y los 300 euros al mes para paliar el escaso tránsito de gente.

Ninguno, excepto el café Matina, superó los cinco años de existencia. Al goteo de aperturas siguió la paulatina agenda de despedidas. La semana pasada le llegó el turno a este, el que quedaba con actividad comercial de los de la primera y prometedora tanda que dibujaba un Casco Vello idílico, que dejó de serlo cuando las cuentas no daban. Pese a que las razones de la marcha de Matina no son las mismas que las de los otros, ya que era un espacio consolidado que funcionaba bien, el hecho es que la arteria principal del barrio se queda sin el último de los espacios comerciales gestionados por el CCVV.

El café-bazar se despide de una clientela creciente, fiel a un espacio con personalidad, petfriendly, con productos ecológicos y una decoración cuidada. En sus redes sociales dejan un mensaje esperanzador y una oferta laboral: «Levamos dende o 2013 apostando pola sostenibilidade, a saúde, a cultura e os produtos de cercanía, e o fixemos dende algo que apenas se explorara na cidade: os almorzos. Oito anos despois, a equipa segue crecendo en novos proxectos vencellados á cultura e á saúde. Non queremos deixar Matina nun punto e final, así que, buscamos a alguén que quera darlle continuidade á marca co mesmo cariño e dedicación que o fixemos. Queres ser o novo CEO de Matina?».

Mientras las calles del Casco Vello alto se vacían, los organismos responsables de la buena marcha del proyecto, Concello y Xunta, se enredan en disputas. En los últimos meses ha habido varios enfrentamientos entre ambas entidades, primero por la nueva sede del CGAC que el autonómico quiere llevar a un edificio rehabilitado en O Berbés, y luego por la cesión de locales comerciales que el Concello de Vigo ha solicitado a la Xunta para hacerse cargo de los mismos y dar impulso al barrio que está otra vez de capa caída. En el primer caso, el Concello bloqueó permisos para la extensión en Vigo del museo de arte contemporáneo de Santiago. El gobierno vigués rechazó la propuesta de constitución de un derecho de superficie sobre el edificio. La Xunta recuerda que cedió al concello unas parcelas para el proyecto de la Panificadora. En el segundo caso es la Xunta quien ha dicho no a la propuesta del alcalde, que pidió que el Consorcio alquile al Concello 14 bajos desocupados del barrio histórico.

El organismo autonómico presentó el año pasado el plan Vigo Crea. Barrio Creativo, para dar uso cultural y turístico en 17 inmuebles de la zona, que está paralizado.

Hace dos años, Caballero pidió a la Xunta una partida de 5 millones de euros para multiplicar por 10 las inversiones del Consorcio porque según decía, «se está quedando sin capital y sin actividad».

Dos tiendas, una panadería y tres galerías que no duraron ni un lustro abiertas

Antes de la constitución del Consorcio del Casco Vello de Vigo en el 2005, la primera valiente que se aventuró a plantar una tienda en Abeleira Menéndez -calle donde el local de alterne Bohemi no tiene competencia-, fue la responsable de la tetería La Menara, que llegó por libre, sin el respaldo y las ventajas del organismo coparticipado. Ya con las ventajas del CCVV llegaron en el 2012 la galería fotográfica J.T. y el comercio ecológico A Tenda do Avó. Les siguió la tienda de alimentos naturales y ecológicos A Horta de Abeleira y después el café Matina, donde se podía desayunar, merendar, disfrutar de un brunch o comprar el pan y en la pandemia se adaptaron con los menús para llevar. Después llegó la vinoteca Aveleira, que sigue activo. Por la zona se sumaron también la galería Conde Sueiro y la galería Vigo Remember en la calle Cruz Verde, y el taller de costura Cose que te Cose y la panadería Trastrigo en la calle Ferrería.

El Consorcio estuvo detrás de la puesta en marcha de cerca de treinta locales comerciales. A los negocios que no trabajaban cara al público (un coworking, un estudio de arquitectura, una agencia de comunicación, una academia y una oficina de ingeniería) les fue algo mejor. El Concello de Vigo, que abandonó el CAT (Centro de Artesanía Tradicional), promovió la instalación de la Pinacoteca Municipal en este entorno, pero es un museo que no ha calado entre la población, que además tiene un horario muy reducido y carece de constancia en su oferta. El Consorcio ha promovido en su historia más de un centenar de viviendas en el barrio histórico y rehabilitó más de la mitad de ellas.