El albergue público de Vigo se retrasa en año santo y el privado se para por el covid

alejandro martínez VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

M.Moralejo

Los peregrinos tienen aún una oferta de alojamiento muy limitada en Vigo

07 mar 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Vigo ha entrado en el año jacobeo sin albergues para peregrinos. El que construye la Xunta en el Berbés no tiene todavía una fecha fija de apertura, mientras que otro privado que el Concello acaba de autorizar se mantiene estancado por la pandemia. Los caminantes que lleguen a lo largo de los próximos meses, si la situación sanitaria lo permite, tendrán que buscar otra clase de alojamientos para pernoctar en la ciudad olívica, o bien pasar de largo y programar la noche en Nigrán o en Redondela, que sí cuentan con estas instalaciones.

Urbanismo dio esta semana la licencia para la creación del primer albergue de peregrinos privado de la ciudad. Concretamente, autorizó las obras de acondicionamiento de dos locales en los números 188 y 190 de la Travesía de Vigo.

Se trata de un espacio donde inicialmente estaba prevista la instalación de un supermercado Froiz, pero una inversora venezolana se fijó en el sitio para crear allí un lugar para el descanso de los peregrinos. Hairlen Dessire Granado cuenta que su padre y su hija hicieron el Camino de Santiago desde Baiona en agosto de 2019. Al llegar a Vigo vieron que la oferta de alojamiento era muy escasa y se les ocurrió como idea de negocio.

Buscó un local, encargó un proyecto y solicitó la licencia unos días antes de que el Gobierno decretase el estado de alarma. La tramitación administrativa ha seguido su curso en el Concello y en la Xunta, mientras que la ilusión por acometer el proyecto se han desinflado por la crisis sanitaria. «Me quedé cabizbaja y con el corazón arrugado al enterarme de la licencia», comenta Hairlen.

No obstante, el proyecto, redactado por el arquitecto Manuel Abelleira, es viable desde el punto de vista urbanístico. Cuenta con un informe previo para albergue turístico de la Xunta de Galicia y de los técnicos municipales. El diseño contempla la adecuación de un espacio de 668 metros cuadrados para un total de 72 camas, baños, vestuarios y una zona de cafetería.

Seguridad

Sin embargo, la idea tendrá que seguir esperando durante un tiempo. Hairlen Dessire Granado afirma que no abrirá hasta no tener la seguridad de que el turismo vuelva y de que nuevo haya peregrinos caminando.

En la situación actual no le merece la pena porque planea una inversión de más de 142.000 euros y no quiere que caiga en saco roto. «Probablemente sí, para finales de año, cuando ya haya un porcentaje de vacunados mayor, una seguridad de turismo en la que pueda decir que entonces sí me merezca la pena abrir», afirma.

Mientras no desarrolle la iniciativa, no tiene que pagar el alquiler del local ni los impuestos correspondientes al negocio. «No podemos esperar a que la pandemia acabe por completo, pero por lo menos que haya una garantía. No quiero que me suceda lo que está pasando con la hostelería. Quiero que cuando abra sea algo sólido», afirma. El permiso concedido por el Ayuntamiento caduca a los seis meses si durante ese tiempo no han comenzado las obras.

Además tendría que afrontar la competencia del albergue de la Xunta porque «el poco peregrino que haya preferirá ir al público porque será más barato y lo poco que entre no sería suficiente». La ventaja del albergue privado es que está ubicado muy cerca de la ruta jacobea original, mientras que para acudir al de la Xunta hay que desviarse del Camino.

Mobiliario

Aunque las obras estructurales ya están finalizadas, la apertura del edificio en la plaza de O Berbés está ahora pendiente de la llegada del mobiliario. Debido a las circunstancias derivadas de la crisis sanitaria del covid-19, la Xunta no tiene aún una fecha fija para la entrada en funcionamiento de la dotación, aunque sí mantiene que se estrenará en pleno año jacobeo, que las autoridades eclesiásticas han prorrogado hasta el 2022.

Con una inversión de 1,6 millones de euros, el proyecto ha contemplado la recuperación y unión de dos edificaciones entre la Ribera y la plaza del Peñasco. El edificio cuenta con un total de seis plantas y una capacidad para acoger a 93 personas.