PSA reclama 370.000 euros por los 16 coches que ardieron en el pregón de los fuegos de Bouzas en Vigo

e. v. pita VIGO / LA VOZ

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«Una ráfaga de viento llevó una varilla y no pude hacer nada», alega en el juicio el artificiero que tiró bombas de palenque al lado del depósito de vehículos de la Zona Franca en el 2019

04 mar 2021 . Actualizado a las 12:34 h.

Los tres pirotécnicos y el patrón de una cofradía acusados de una imprudencia al lanzar fuegos de palenque en el depósito portuario de Bouzas el 19 de julio del 2019, en las fiestas, se enfrentan al pago de una indemnización de 373.140 euros y multas de varios miles de euros. Los implicados se declararon inocentes y no se explican cómo ocurrió el incendio. El juicio se celebró ayer en el Juzgado de Instrucción número 4 de Vigo y quedó visto para sentencia. La compañía automovilística PSA-Peugeot y la Autoridad Portuaria les acusan de un delito leve de daños por imprudencia grave porque los fuegos lanzados por ellos cayeron en el aparcamiento y destruyeron 16 coches, dañaron 54 que hubo que reparar (ocho se pusieron a la venta de ocasión), y ensuciaron 270.

Al final del juicio, PSA-Peugeot (ahora grupo Stellantis) pidió que el dueño de la pirotecnia Argimiro Albores, un artificiero, un aprendiz y, la cofradía del Santo Cristo de los Afligidos de Bouzas, que organizó las fiestas, paguen 373.140 euros de indemnización por desperfectos a 340 coches nuevos. Los vehículos habían salido de la factoría de Balaídos e iban a ser exportados desde Bouzas. Un perito francés explicó por videoconferencia, tras varias dificultades técnicas y de traducción, que calcula una depreciación del 30 % respecto al coste de fabricación. La defensa lo rebaja al 20 %.

PSA reclama que el dueño, Argimiro A.M., pague una multa de 4.050 euros y el artificiero J.A.P.C. y el aprendiz C.L., que lanzaron la traca, sean sancionados con 1.080 euros. El Puerto propone multas de entre 560 y 1.800 euros y una compensación de 819 euros.

Los implicados se declararon inocentes y alegaron que tenían todos los permisos y licencias en regla, que los bomberos aprobaron la zona y que, previamente, pidieron permiso a la torre de control del aeropuerto de Peinador, que ordenó esperar cinco minutos antes del chupinazo desde Bouzas, la señal para la traca.

Insisten en que apuntaron los fuegos de artificio hacia el mar, y que inclinaron la traca automática. Estaban en un lugar aislado y vallado, sin edificaciones ni gente, y a 48 metros de distancia de los coches aparcados. Midieron con una app del móvil el viento y soplaba a 18 km/h, «lo que era legal», pero una racha les devolvió 15 de los 84 cohetes que lanzaba la traca automática. Tras pulsar el botón y arder la mecha, ya no pudieron parar los lanzamientos. Vieron caer varillas en la explanada vallada pero le restaron importancia porque el material, según un perito, «es ignífugo». Quince minutos después, vieron el humo y avisaron a Bomberos. La Guardia Civil revisó las cámaras y no observó a ningún intruso al que culpar del incendio.

El dueño aseguró que «sigo sin entender que una varilla de madera provoque un incendio, no hubo un fallo de artificio». Su artificiero era el responsable último y «no me consultó el riesgo».

El empleado, con 20 años de experiencia, añadió: «Yo prendí la mecha, los cohetes de mano los tiré yo y los de la traca salieron solos y uno cayó dentro. Una ráfaga de viento llevó una varilla y ya no pude hacer nada porque no se puede parar la traca una vez que empieza. No sé cómo ocurrió, nunca me pasó. Vi caer 15 o 30 varillas en la zona de los coches pero es imposible quemarlos, lo garantizo».

El patrón de la cofradía alegó que la fiesta es de interés turístico y contrató a una empresa «de prestigio», pues su jefe preside a los pirotécnicos gallegos.