Desde la reforestación acometida en Chandebrito al sendero de Cabo Home o la ribera del río Tea

La Voz

VIGO CIUDAD

XOAN CARLOS GIL

13 feb 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Además de los puntos singulares, representados por edificios y monumentos, el interior de los municipios del área metropolitana de Vigo ofrece recorridos ricos en diversos aspectos del patrimonio. En la parroquia de Chandebrito, en Nigrán, es posible comprobar, actualmente solo para sus vecinos, la recuperación del manto verde que tiñó de negro el fuego en octubre del 2017. La comunidad de montes de la parroquia ha plantado desde entonces 30.000 árboles tras una inversión cercana a los 700.000 euros. Fruto de este empeño es el Bosque da Memoria, en el que el arbolado autóctono ha dejado fuera a especies altamente combustibles, como los eucaliptos, y muchos más atractivas desde el punto de vista ecológico y visual.

Así pues, el lugar conjuga historia, representada por su castro, cuyos orígenes están datados en el siglo VIII a. C; la capacidad de resiliencia mostrada por sus habitantes ante la adversidad; una visión panorámica impresionante; y el arte simbólico de O rexurdimento, una escultura que representa unos pulmones de tres metros de altura elaborados con madera calcinada de los dramáticos incendios del 2017. Ese punto del recuerdo amargo también lo tiene el Banco do Encontro, una obra en recuerdo de los dos ciclistas fallecidos en el atropello múltiple de A Guarda.

En la orilla norte, los habitantes de Cangas tienen la posibilidad de recorrer el impresionante borde litoral existente en la Costa da Vela. Allí se ofrece también múltiples posibilidades, aunque el tiempo actual impide disfrutar también del baño. Desde Punta Couso hasta Cabo Home se puede recorrer todo el cantil que da a mar abierto entre las rías de Pontevedra y Vigo, sin perder de vista, si el día lo permite, las islas Cíes y las de Ons y Onza.

Punto de parada obligatorio es el ascenso al Facho. El nombre viene de la construcción de piedra que acogía la vigilancia de la zona ante posibles ataques enemigos. Desde mediados del siglo XVII, toda la costa gallega estaba sembrada de garitas de vigilancia que se comunicaban con el interior a través de hogueras. Arqueológicamente, el lugar lleva hasta momentos prerromanos, con la aparición de un castro que sería reutilizado por los romanos como centro de peregrinación religiosa. Tras la escultura de A caracola, uno de los puntos más fotografiados de toda Galicia, el camino continúa hasta Cabo Home. La escondida playa de Melide hace de intermedio entre los faros de Cabo Home y Punta Subrido.

Por su lado, distintos senderos permiten acompañar al río Tea por los municipios donde transcurre. En la zona de Mondariz, desde el puente de O Val se sigue el curso descendente del afluente del Miño por una zona de molinos y rápidos, que cambia mucho dependiendo de la época del año en que se recorra. Actualmente, con las intensas lluvias caídas, el caudal es abundante y la naturaleza exuberante. Uno de los puntos más espectaculares del recorrido coincide con una cascada, que en esta época del año se muestra abundante y ruidosa. La senda permite seguir un tramo por el río Aboal, afluente del Tea. La vegetación es la característica de los bosques atlánticos.

Ya de vuelta al río Tea es posible cambiar de orilla a través de una pasarela o de las características pontellas. Las ventajas que tiene esta ruta es que tiene su punto de partida y llegada en el mismo lugar, y que las condiciones del terreno no presentan grandes dificultades para ser recorridas por personas de distintas edades.

El río Tea también presenta rutas de senderismo en otros municipios, como son los casos de Mondariz-Balneario y Ponteareas. Las características son similares en todos estos casos.