Una pareja de Vigo se casa en los juzgados disfrazados de «cazafantasmas» para alegrar su boda en plena pandemia

E. V. Pita VIGO

VIGO CIUDAD

E. V. Pita

Los agentes del tribunal les impidieron acceder a su boda civil con las mochilas de cartón que imitaban a los succionadores de espectros de la película

03 feb 2021 . Actualizado a las 17:55 h.

Los novios vigueses Bea, de 34 años, y David, de 38, se han casado esta mañana en los juzgados de Vigo disfrazados con los buzos blancos de los cazafantasmas, los populares detectives de la comedia de los años 80 que investigaban fenómenos  paranormales. Ofició la boda la responsable del Registro Civil de Vigo.  

Les acompañaba su bebé Aldán, de cinco meses. «Nuestro hijo nació en la pandemia, parí con mascarilla, nos casamos en pandemia y no podemos ni tomar un café con la familia. Lo celebramos así para «darle un puntito de alegría» en tiempos tristes y una época fea», dice Bea, que trabaja de oceanógrafa. 

En agosto, tras salir del confinamiento, pidieron en cita en el Registro Civil para la boda y les dieron fecha para febrero. Aceptaron para no aplazar más su compromiso ya que venía de camino su bebé. «Ya celebraremos boda y bautizo cuando podamos», dice Bea.

Al pasar el control de los vigilantes del juzgado para ir a su boda civil, les prohibieron pasar sus mochilas de cartón de cazafantasmas «por si llevaba algo peligroso». Se trata de las mochilas que succionan a los espectros malignos y que recrearon para imitar a los protagonistas de la popular película Ghostbuster protagonizada por Tom Hanks y Bill Murray. Al final, los agentes pasaron las dos mochilas por el escáner y «no pitó». 

Las dos abuelas de Aldán fueron como testigos a la boda. La materna contó que su hija Bea es muy original desde pequeña, pues nunca se ponía dos calcetines iguales y de joven era hippy, de ahí que se sacase como oficio andar por los mares.

Respecto a David es un forofo de la película de cazafantasmas, de ahí la idea. Bea definió a su ahora marido como «un amante de las experiencias de los 80» y añadió que reciclaron un disfraces del pasado Carnaval. «Es una forma de reivindicar la alegría», afirma. 

En los juzgados, algunos funcionarios al ver los buzos blancos pensaron que habían llegado técnicos sanitarios para atajar un brote del Covid hasta que cayeron en la cuenta de que eran una pareja de novios disfrazados.

La pareja cuenta que propuso a las abuelas venir a la boda con pamela y estas se negaron en redondo. Bea lo resume así: «La vida tiene que ser divertida».