Abilio Álvarez: «Gaste 100 euros más y viaje como un señor»

VIGO CIUDAD

M.MORALEJO

Augura que la pandemia hará que los turistas busquen las garantías que atribuye a las agencias de viajes

24 ene 2021 . Actualizado a las 13:45 h.

Los teléfonos de su oficina apenas suenan. No entra nadie a contratar sus vacaciones, pero Abilio Álvarez (Vigo, 1957) confía en los análisis de los gurús del turismo que auguran que después de la pandemia el público va a demandar más que antes los servicios de las agencias de viajes buscando seguridad y apoyo permanente para sus desplazamientos, máxime con la tendencia de las aerolíneas de cancelar vuelos sin apenas margen de maniobra para quienes se quedan colgados sin viaje, no logrando hablar con nadie al otro lado de la página web y peleando por la devolución de lo pagado. «Hay que ser optimista y pensar que la gente volverá a viajar, estoy convencido, porque muchos dejan de comprar ropa o lo que sea para poder viajar todos los años», asegura.

Ha dedicado su vida al sector del turismo. «Los primeros vuelos los reservaba en la central de Iberia por teléfono», recuerda. La aerolínea española le brindó su bautismo laboral en su oficina de la viguesa calle de Marqués de Valladares. Su padre le marcó el camino. Un leonés que conoció a su madre, lucense de nacimiento, en la emigración en Barcelona. Álvarez padre recaló en el aeropuerto de Vigo cuando se puso en marcha en los años cincuenta e Iberia necesitaba personal en Peinador. Al acabar Empresariales Abilio siguió el consejo de su padre, ya jefe de ventas en la oficina viguesa, y se presentó a unas pruebas de vendedor en la compañía y las superó. Y ahí empezó, sin saberlo entonces, una larga carrera. «En ese primer empleo trabajaba seis meses, la venta de vuelos era mucho más estacional que ahora. Luego me pasaba otros seis meses en el paro y volvía a trabajar seis. Joven y con dinero, ¡era el rey del mambo!».

Al despuntar los años ochenta entra en El Corte Inglés en Vigo, primero como jefe de oficina y luego como director de la agencia de viajes, cuando las empresas acudían en tropel a reservar vuelos y hoteles en la carrera por la internacionalización con la que se quería dejar atrás décadas de cerrazón y aislamiento del país.

«Recuerdo cuando vendí mi primer viaje en crucero, podía costar unas 200.000 pesetas de los años ochenta [1.202 euros]. Casi te comprabas un piso», advierte Abilio Álvarez.

Se apunta a la filosofía de no comparar épocas. En cada una, lo suyo. No se le ha borrado de la mente en todo caso ni la mecánica de vender habitaciones de hotel por télex y darle a la tecla de forma reiterada para tratar de llamar la atención de alguien al otro lado activando la alerta. «Era muy difícil vender habitaciones y confirmarlas en el momento. Casi siempre el cliente tenía que ir a la agencia dos veces». Luego llegó el fax y finalmente Internet. «Los procesos de compra se han simplificado tremendamente, hasta hacer posible que cada uno se compre sus billetes y reserve hotel, y está bien para quien va a hacer un desplazamiento muy concreto y sabe qué quiere». Pero, como no podía ser de otra manera, reserva un papel insustituible para las agencias de viajes. «No todo el mundo sabe utilizar Internet o comprar online. Mucha gente tampoco tiene claro dónde ir o no tiene información suficiente sobre el destino. O tiene que hacer un viaje con conexiones, y ahí todo se complica y requiere del apoyo de una agencia, tener un teléfono de un corresponsal en el país de destino o de la agencia mismo. Pone el ejemplo de un grupo de Vigo que se buscó por su cuenta aviones y excursiones organizadas por China. Llegaron allí y no había nada, todo había sido un fraude. «Tuvieron que pagar dos veces por lo mismo».

Archivo de A.Á.

Con su experiencia de dos años en Iberia, otro en una pequeña agencia viguesa, trece en El Corte Inglés, 26 más en Bives Tour, de la que es propietario, y unos meses presidiendo la asociación empresarial de agencias de viajes españolas Avasa Travel Group, y sobre todo, después de haber recorrido gran parte del planeta, Abilio Álvarez asegura tenerlo muy claro. «Cuando se trata de unas vacaciones, de un desplazamiento largo, de vuelos con conexiones, gaste 100 euros más y viaje como un señor, con una aerolínea seria, con enlaces garantizados, con todo organizado», apunta suscribiendo la máxima de que los imprevistos a menudo arruinan los sueños de los viajeros.

Traer turistas a Galicia de mercados lejanos como China o Corea es la operación que está diseñando aprovechando la calma obligada de la pandemia. «Es complejo. Hay que ofrecerles más ciudades, más países en el mismo viaje, porque Galicia por si sola no es suficiente para moverlos», confiesa. Y para los de aquí apunta un nuevo mercado, el de los viajes especializados: en fotografía, vinos, senderismo, deportes... miles de razones para volver a viajar cuando sea posible.

Archivo de A.Á.

DE DONDE VIENE

¿Cuál fue su primer trabajo?

En los setenta en Iberia. Trabajaba seis meses y pasaba en el paro otros seis.

¿Cuál es el viaje del que guarda mejor recuerdo?