Casi todo el pescado del Gran Sol está llegando a la ciudad por carretera, pero las trabas a los transportistas empujan a los armadores a programar más descargas de barcos en O Berbés

Alejandra Pascual

Era imposible que un cambio de estas dimensiones no se hiciese notar. El brexit, la salida de la Unión Europea del Reino Unido, culminará a finales de este mes y, a estas alturas del proceso, los pesqueros de la Cooperativa de Armadores de Vigo que faenan en Gran Sol ya están empezando a notar los efectos del histórico divorcio. Las consecuencias más inmediatas se están sufriendo en los procesos de descarga y transporte de pescado desde el principal caladero del Atlántico norte. Tanto los camiones como los barcos han visto agravadas las declaraciones fiscales y aduaneras y la verificación del origen de los productos.

Desde el 1 de enero, las nuevas exigencias implican una ralentización de más de 48 horas en los ritmos de trabajo habituales en los controles fronterizos.

En el caso de los transportistas, ahora deben contar con un nuevo documento para transitar por puertos británicos, el llamado «permiso de Kent». La sanción por circular sin dicho registro es de 300 libras. Además, fruto de la pandemia, los conductores deben portar una PCR negativa para pisar suelo británico. Ya existen puntos habilitados en los muelles del país, pero entre la solicitud de la prueba y la recepción de resultados, los trabajadores pierden otro día.

«Se ha convertido en un trámite muy farragoso que requiere muchísima documentación y papeleo. No son documentos de exportación sencillos», explica Antonio Fernández, vicepresidente de la Federación Empresarial de Transportes de Mercancías por Carretera de Galicia (Fetram).

A pesar de que la tendencia es pensar que las aglomeraciones se están concentrando en territorio británico, la Fetram destaca que, en su paso por países comunitarios, también deben hacer frente a controles exigentes por exportar productos capturados en Gran Sol.

A. P.

Los barcos se han visto igualmente perjudicados por la separación de Gran Bretaña de la UE. Los arrastreros con bandera del Reino Unido, ahora conocido en el sector como «tercer país», están sufriendo unos trámites más exigentes a la hora de descargar en países de la Unión Europea, como Irlanda o Francia. En este sentido, actualmente en O Berbés descargan 9 barcos de bandera inglesa. Por el contrario, las embarcaciones que están representadas por banderas de países integrados en la comunidad europea en Gran Sol están advirtiendo mayores dificultades en cuanto a los certificados de facturas y otro tipo de trabas aduaneras que conllevan un parón importante que corre en contra de la calidad de los productos. Ante este nuevo panorama, atracar en Inglaterra implica arriesgar toda una marea que, en el caso de la gran altura, ha supuesto 15 días de trabajo y alrededor de 20 toneladas de capturas.

En esta categoría se encuentran los 12 arrastreros de bandera española y otros tantos de bandera francesa que descargan en el puerto de Vigo. A ellos se suman otro arrastrero de bandera irlandesa y uno más belga.

Buques hasta Vigo

En este período excepcional, algunos armadores vigueses han tomado la decisión de enviar directamente sus buques hasta Vigo, sin efectuar sus descargas en Gran Sol. El jueves que viene, por ejemplo, está pendiente la entrada de cuatro barcos, la máxima capacidad permitida por la Autoridad Portuaria desde el mes de mayo, tras haberse sorteado la dársena entre cinco armadores interesados en atracar. Esta decisión implica un desgaste de tiempo importante para los arrastreros, además de un mayor coste económico, pero no quieren arriesgar la calidad de las capturas.

Enviar el pescado de Gran Sol por carretera es la tónica desde hace veinte años, pero se ha incrementado progresivamente. En el 2020, se registraron un total de 949 descargas procedentes del Atlántico norte. De ellas, 760 se correspondieron con viajes de camiones y 189 con atraques de barcos. Es decir, en el 80 % de los casos se ha escogido el camión como medio de transportar las capturas hasta Galicia. 

Hugo González, gerente adjunto de los armadores: «Estamos tramitando la ampliación de las flotas de ferris»

Fechas, cuotas, porcentajes, implicados, plazos, reducciones, oportunidades, negociaciones... Hugo González, gerente adjunto de la Cooperativa de Armadores de Pesca del Puerto de Vigo (Arvi), se conoce al dedillo toda la casuística del brexit. Fiel a su ocupación, González está pendiente de cada una de las reuniones entre la Unión Europea y el Gobierno de Boris Johnson para analizar las posibles consecuencias entre los armadores de esta ciudad, cuyos intereses defiende.

«Cuando hay cualquier cambio, hay una necesaria adaptación a ese cambio», explica González. Apenas dos semanas después de la llegada del brexit, Arvi ya tiene constancia de los efectos de la separación. Está al tanto de la acentuación de los controles que están sufriendo algunos armadores en Gran Sol, que implica una ralentización importante del proceso de transporte del pescado, «tanto fresco como congelado». En consecuencia, parte de los arrastreros «no quieren pasar por el Reino Unido», en palabras del gerente adjunto de Arvi.

Parte de los armadores prefieren desviarse hasta Irlanda y enviar la carga en los ferris. «Se trata de una técnica empleada desde hace años», puntualiza González, pero que se ha visto más demandada a raíz de las complicaciones que se han generado a la hora de capturar y exportar pescado de Gran Sol.

No obstante, las empresas pesqueras de Vigo no son las únicas que se han amparado en los transbordadores para el transporte del pescado. «Uno de nuestros armadores comentó en la reunión de esta semana los problemas que estaba teniendo para enviar sus productos por la sobrecarga de los ferris», indica González. «Estamos haciendo trámites para que amplíen sus flotas», añade como respuesta ante la excepcionalidad de la situación.

«Hasta llegar a Vigo, los ferris atracan en Cork, en Plymouth, en algún puerto de Francia y, finalmente, en Santander», analiza el responsable de Arvi para referirse a la promesa de la anterior presidencia del Puerto de Vigo, que propuso la tramitación de una línea de ferri entre el caladero del Atlántico norte y O Berbés. A su juicio, podría ser el momento de retomarla.

Antonio Fernández, vicepresidente de los transportistas gallegos: «Con el pescado están siendo más exigentes para emitir certificados»

Además de ser el vicepresidente de la Federación Empresarial de Transportes de Mercancías por Carretera de Galicia (Fetram), Antonio Fernández está directamente implicado en el transporte de mercancías de Gran Sol hasta Galicia. Lidia con el «brexit» en primera persona.

Su experiencia confirma las trabas a las que están siendo sometidos los transportistas «desde el 31 de diciembre», recuerda. En particular, destaca las exigencias de Francia a la hora de procesar camiones llegados desde el Reino Unido.

«Como todo esto se ha organizado de un día para otro, no hay demasiados agentes de aduanas franceses», explica. «Para hacer un trámite, por ejemplo, el fin de semana, que siempre hay mucha actividad, llamas al agente y te responde que no te puede despachar hasta el próximo martes, porque tiene muchas llegadas de camiones pendientes», revela Antonio Fernández.

Esta situación implica que las agendas de los transportistas no coincidan con las fechas que solicitan para descargar en los puertos. «Hay días prefijados para cada armador, pero como llegan un par de días tarde deben esperar otro día más en el puerto». «Se ha convertido en un trámite muy farragoso. Son todo trabas, trabas y más trabas», continúa analizando el vicepresidente de los transportistas. Destaca que tanto Inglaterra como los países de la Unión Europea exigen documentos de exportación «que no son sencillos».