Tras acabar los estudios, hizo un primer máster en fisioterapia deportiva. Ahora está cursando otro de terapia manual, formación que compagina con su trabajo como fisioterapeuta en una clínica privada multidisciplinar de Ávila. No le queda apenas tiempo libre, pero está contenta. Durante su etapa de estudiante en la Universidade de Vigo hizo prácticas en el Hospital Provincial de Pontevedra, el Hospital do Salnés, en Vilagarcía, y en la asociación de parálisis cerebral Amencer-Aspace. También completó su currículo con un Erasmus en Lituania, donde se formó en un hospital de Vilna, la capital del país. Allí le sorprendió gratamente el peso que tienen los fisioterapeutas en servicios como la unidad de cuidados intensivos (uci).
Respecto a su profesión, cree que todavía está infravalorada, en especial, dentro del sistema público de salud. «Creo que su papel se debería valorar más, es cierto que se está mejorando, pero todavía no lo suficiente», remacha. Patricia alude a que la mayoría de los fisioterapeutas que salen de las facultades españolas acaban en el sector privado porque apenas hay trabajo en la sanidad pública. Si algo bueno ha traído la pandemia es que ha puesto en valor el papel de la fisioterapia en la rehabilitación de pacientes de covid graves a nivel respiratorio. «La fisioterapia también está en primera línea en las uci, es fundamental en la recuperación. Y también se tiene que reforzar en atención primaria».