«De pequeña quería ser como Ally McBeal»

e. v. pita VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

M.MORALEJO

La letrada Ester Alonso, de Mos dirige tres bufetes y madruga cada miércoles para charlar por Zoom con 25 empresarios

20 dic 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando era niña, Ester Alonso (Mos, 1986) era feliz al sentarse a ver la serie televisiva sobre la abogada Ally McBeal, y eso acabó marcando su futura carrera. Su primer empleo fue en el negocio de su madre, la carnicería Mary de O Calvario, donde forjó una disciplina de trabajo y responsabilidad: «Aprendí a apreciar los productos de calidad, empatizar con la gente, tratar bien al cliente y el trabajo duro». Esos valores fueron el trampolín para cumplir su sueño infantil de seguir la estela de la simpática letrada independiente protagonizada por Calista Flockhart.

«Me gustaba el derecho desde que hice la primera comunión, era mi sueño infantil. De pequeña quería ser como Ally McBeal, siempre quise ayudar a la gente a solucionar conflictos y ayudarles emocionalmente a pasar el trance de un divorcio o una herencia, que tienen mucha parte emocional», explica la letrada.

Como al resto de millennials, la crisis del ladrillo del 2008 le pilló por sorpresa cuando se incorporaba al mercado laboral. No ahorró esfuerzos para salir adelante. Compatibilizó sus estudios de la carrera y dos másters con su trabajo en bufetes en Santiago de Compostela, Madrid y Vigo. Trabajó en la hostelería mientras aprendía inglés en Bath y ahora, a sus 34 años, Alonso dirige tres bufetes propios. Uno está en Vigo, donde su familia tiene diversos negocios, otro en Mos, de donde es oriunda, y un tercero en A Coruña, ciudad con la que mantiene vínculos.

Su truco para regentar tres despachos a la vez es recurrir a la vía telemática con sus clientes, sobre todo en A Coruña, donde se reúne una vez o dos al mes. Si se solapan dos juicios en distintas ciudades, pide un cambio de fecha. «Por el covid, intento reunirme lo mínimo, y si es posible hablo mediante Zoom y otros servicios de videoconferencia», señala.

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Y eso que en su familia no hay tradición de abogados. Empezó de cero. «Cuando volví a Vigo hace más de seis años no conocía a casi nadie ni tenía contactos en la abogacía», recuerda. Salió a flote. «Avogados Novos me ayudó en mis inicios, es la agrupación a la que le tengo más cariño», dice. Ahora pertenece a la junta directiva de esta asociación.

También milita en la Asociación de Empresarias de Galicia («que se dedica a visibilizar la labor de las mujeres»), imparte charlas en asociaciones como Down Vigo y es mentora tecnológica en el grupo BNI Origen Vigo de la red global Bussines Network International (BNI), con 200.000 miembros en 75 países.

Una de las rutinas más curiosas de Ester Alonso es que cada miércoles se levanta a las 6.00 horas y se conecta por Zoom para reunirse con alrededor de 25 empresarios del grupo BNI Origen de Vigo. Hablan de los clientes que buscan, negocios y nuevos proyectos. «Es una forma de hacer una red de contactos y ayudarse entre sí», dice. Tienen una regla: acudir todos los miércoles al desayuno de trabajo a las 7.00 horas. Es obligatorio llegar quince minutos antes. En la prepandemia se reunían en un hotel. Con la crisis del covid, las charlas se hacen por Zoom y Alonso juega un papel importante porque es la mentora tecnológica en el BNI Origen de Vigo. Se encarga de organizar la videoconferencia. «Antes de la pandemia me levantaba a las cinco de la mañana para ir a los desayunos a Vigo y ahora, a las seis», bromea. Tan temprano no les suena el móvil.

«En BNI aprendí a presentar mejor mi empresa, a hacer ofertas a otros empresarios, especializar el negocio, pedir referencias y ayudar a otras empresas a tener más clientes, colaborando de forma mutua. Es una red de networking pura y dura. En Vigo estamos empresarios de asesoría, seguros, informática, belleza, márketing, limpieza, construcción y otros sectores», explica.

Visitar Dubái, capital de Emiratos Árabes Unidos, por trabajo y acompañada de una de sus mejores amigas fue su mejor viaje. «Espero repetir», dice. En esta ciudad del Golfo Pérsico, le sorprendieron los contrastes «entre la modernidad y la tradición islámica, veía a mujeres vestidas con velo y maquilladas como occidentales».

Durante la crisis sanitaria siguió teniendo carga de trabajo: «Por suerte no me afectó el covid al llevar a empresas y particulares pero sé de compañeros que al cobrar sus horarios tras asistir a los juicios lo pasaron mal por falta de ingresos durante el parón judicial de marzo a junio».

Conoce las dificultades de los jóvenes abogados y abogadas, agravadas por la pandemia. Vio problemas con las medidas de prevención de covid en los juzgados, retrasos en los procedimientos, se necesita cita previa y atienden por teléfono, «lo que dificulta y ralentiza nuestra labor». «En los tribunales de Vigo hay problemas tecnológicos y de falta de medios, no accedemos al expediente judicial al mismo nivel que otros sitios, las videoconferencias fallan», relata.

A ello se sumó que muchos abogados son mutualistas pero no autónomos y tuvieron problemas para acceder a las ayudas económicas, solo les postergaron las cuotas. «Por parte de la Mutua y del Colegio de Abogados se debió pensar más en los abogados jóvenes que inician su empresa», dice. «Espero que más pronto que tarde podamos volver a la normalidad. Con la ayuda de todos, lo lograremos».