Hosteleros de Vigo liquidan todas sus existencias por el cierre

Begoña Rodríguez Sotelino
b. r. sotelino VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

M.MORALEJO

Muchos locales se apuntan al «delivery». Una caravana de protesta recorrerá hoy la ciudad, desde la playa de Samil hasta el monte de O Castro

06 nov 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

La hostelería comenzó la semana al borde de la desesperación y la termina al borde de la ruina. Si la idea de limitar horarios ya les preocupaba, la de bajar la verja 30 días seguidos es una estocada grave. El cierre durante un mes a partir de hoy a las 00.00 horas de la noche decretado por la Xunta para evitar la propagación del covid-19 obligará a unos a cerrar para siempre, a otros a cogerse unas «vacaciones» forzosas y a otros a reinventarse. El sector, más unido que nunca en la desgracia, ha convocado para hoy a las 11.00 horas una caravana de protesta que bajo el lema «Salvemos la hostelería», recorrerá en vehículos la ciudad saliendo desde el párking de Museo Verbum, en Samil, hasta el monte de O Castro, pasando antes por Coia, As Travesas, Gran Vía, Casco Vello, Teis y el barrio de Casablanca.

La situación ha abocado a cada uno a escenarios muy distintos, dependiendo de circunstancias y variantes que llevan a cada caso a una solución distinta, si la hay. Algunos se lo están pensando pero otros lo tienen claro. Alberto Cameselle, gerente de La Leyenda, con dos locales (uno en O Calvario y otro en Independencia), opta por cerrar temporalmente y solicitar un ERTE para 13 personas (6 en un local, 7 en otro y tres en oficinas). Por eso, hasta hoy a las 23.00 horas liquidan existencias para vaciar las neveras, con descuentos del 50 % en local y para recoger, hasta final de existencias. «Seguir abiertos para el envío a domicilio no compensa», asegura. Las empresas de delivery se quedan con el 37 % de la escasa ganancia y el gasto en packaging. «El servicio para llevar ayudará a algunos, pero nosotros llevamos cinco años con envíos a domicilio y las cuentas no dan solo con eso. Prefiero activar el modo eco y aguantar el chaparrón del que aún nos estábamos recuperando», lamenta.

Lo mismo opina Guillermo Herrero, copropietario del restaurante Xantana. Durante la cuarentena dedicaron la primavera de encierro a estudiar el mercado y acababan de empezar ahora con los pedidos, que ahora seguirán este mes, pero solo para recoger en el establecimiento situado a escasos metros de la bola de Navidad recién instalada en Policarpo Sanz. «Los taka away se quedan con el 30% del pedido, además de cuotas y otros gastos. Explotan al restaurante y mal pagan al repartidor», opina el profesional. 

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Históricos cafés como el De Catro a Catro también liberan sus almacenes para despedirse de la clientela durante un mes diciendo hasta luego con cañas a 1 euro. El bar La Cabaña del Parque Forestal de Bembrive también liquidó su mercancía a base de descuentos. Tabernas multitudinarias y socializadoras como A Mina bajan la verja hasta que se pueda subir. «En nuestro caso, no tiene sentido», reconoce Cristina García. Otros se quedan. En la hamburguesería vegetariana Verde Mostaza engrasaron estos meses la maquinaria del «para llevar» y combinan la opción de recoger en su local de la calle Paraguay con la entrega a domicilio por un poco más sobre la factura final. «Ahora estamos reorganizándonos. Vamos a volver a hacerlo en vez de cerrar todo el mes, pero no sabemos aún horarios y días», comenta Julio Mosquera. 

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Lobishome se pasa este fin de semana al modo para llevar y el Baovigobar se suma al servicio a domicilio. Oros muchos tratan de ponerlo en marcha.

De los que cierran, alguno no volverá, como sucedió durante el confinamiento. En la cacerolada que el gremio escenificó hace dos días en la praza do Rei hubo un recuerdo para ellos.