Las tropas británicas que embarcaron en Vigo en 1809

j. miguel gonzález fernández INSTITUTO DE ESTUDIOS VIGUESES

VIGO CIUDAD

Una parte de los soldados de John Moore se dirigieron al puerto olívico en su huida de los franceses

27 oct 2020 . Actualizado a las 00:39 h.

En contra de nuestra costumbre de ofrecer temas inéditos sacados de documentos originales, hoy vamos a glosar una parte de la obra March of Death (Marcha de la muerte) del historiador británico C. Summerville, especialista británico en las Guerras Napoleónicas, referida a Vigo. Dos razones avalan tal novedad: la muy limitada difusión que tuvo este libro en versión castellana, y la escasa referencia, un par de líneas, que le dedicaron nuestros eruditos locales. La información es escasa, pero los detalles del acontecimiento son casi desconocidos para el gran público.

La invasión de España por el ejercito francés (armeée) con la excusa de someter Portugal que se negaba a sumarse al bloqueo continental (aislamiento económico de Inglaterra) a mediados de 1808 supuso un revulsivo de las alianzas, pasando a ser Gran Bretaña ahora nuestro aliado. El gobierno de Londres decidió enviar una expedición militar de ayuda liderada por Sir John Moore, uno de sus generales más capaces. Desembarca en 27 de octubre en Lisboa pero no consigue pasar de Sahagún (sureste de León), donde es hostigado.

La llegada del mismísimo emperador Napoleón con un gran ejército y las derrotas españolas de los generales Blake y marqués de la Romana (futuro Capitán General del Reino), aconsejan una retirada estratégica inmediata de los «casacas rojas» británico, siempre en dirección a algún puerto del Noroeste.

En un momento determinado, John Moore dudó sobre si dirigirse hacia Vigo o A Coruña, optando por esta última ciudad. Al mismo tiempo tomó la polémica decisión de dividir su ejército en dos; la mayor parte, perseguidos a uña de caballo por el mariscal francés Soult, y con él a la cabeza, siguió, en medio de enormes penalidades y desafueros, por Lugo y Betanzos hasta la ciudad herculina. En los altos de Elviña presentó batalla para que las tropas tuviesen tiempo a embarcar (enero de 1809), y logrará su objetivo aunque dejando la vida en el empeño.

Volviendo atrás, el 31 de diciembre de 1808 desde Foncebadón (La Maragatería, León) 3.500 hombres de las Brigadas Ligeras al mando del coronel Robert Craufurd, apodado Bob, el Negro, un severo escocés pero buen militar, por el camino de Ponferrada y Ourense se dirigieron a Vigo.

Las razones de esta segregación no están del todo claras. Se apuntan problemas de intendencia (faltaba comida y abrigo para tantos hombres), el proteger el flanco sur del ejercito principal de Moore y asegurar el puerto de Vigo como otra posibilidad de retirada.

Si bien no fueron perseguidos por las numerosas fuerzas imperiales, el clima de invierno, la difícil orografía montañosa, el hambre y desamparo (muchos harapientos y enfermos, ciegos), entre otros factores dejaron cerca de 500 bajas británicas.

Después de tamaños sufrimiento, el 12 de enero ya se encontraban en los altos que rodean Vigo, llenándoles de felicidad la vista del fértil Val de Fragoso. En Vigo, demoraron su partida esperando a los rezagados, eterno problema. Empero ya se habían retirado algunos de los navíos británicos encargados del embarque, un buen número de soldados permaneció en el puerto.

Antes del día 21 los casacas rojas ya habían zarpado rumbo a Portsmouth (Inglaterra). Su presencia hubo de tener un fuerte impacto en una villa de unos 4.000 habitantes de toda clase y sin muelle. Se dejaron sentir por primera vez aquí los efectos directos de la Guerra de Independencia, que culminaría con la ocupación gala y, posterior , la Reconquista de la plaza. Ya olía a sangre y desolación.

Historiador y miembro del Instituto de Estudios Vigueses