El barco con el alijo para Santórum seguirá en Vigo hasta exculpar al armador

J. R. VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

M.MORALEJO

El arousano paga 30.000 de fianza con una pena de cárcel aún por cumplir; podría apelar al artículo 104 del régimen penitenciario para salir de A Lama lo antes posible

31 oct 2020 . Actualizado a las 00:42 h.

El MV Karar llegó a Vigo el 27 de abril para presentarlo en sociedad al día siguiente. No faltó casi nadie a la puesta de largo de los 3.824 kilos que venían a bordo, y que se desarrolló con todos los honores y focos. Cuestión aparte es lo que vino después, con la puesta en libertad de la organización desmantelada en las Rías Baixas. Pero el barco, desde entonces, no se ha movido de Vigo. Allí sigue, a pocos metros del muelle de cruceros donde lo ubicaron aquel 27 de abril, y más cerca aún del espacio reservado para las patrulleras del Servicio de Vigilancia Aduanera, en A Laxe. Un precinto de la Autoridad Portuaria recuerda la prohibición evidente de acceder, aunque, realmente, la tutela del buque está en manos de la autoridad judicial competente, el Juzgado de Instrucción número 3 de Vigo.

El MV Karar es un remolcador con bandera de Tongo, antes de los EE.UU. y que recientemente varió igualmente de propiedad y armadora. Ambas sociedades están afincadas en Panamá. El armador, consta, no ha dejado de exigir la devolución de este remolcador desde su abordaje a 300 millas de Lisboa hace 5 meses. Puede pasar, aunque en este tipo de investigaciones es poco común. Lo normal es que decida el juzgado instructor al tratarse de un efecto utilizado en la comisión del delito, por lo que podría derivar en su decomiso definitivo. La otra opción pasaría por constatar la inocencia del armador, siendo responsabilidad única de la tripulación en su totalidad o de una parte. Pero más allá de una resolución o de otra, lo que resulta seguro, según las fuentes consultadas, es que la estancia del MV Karar en Vigo irá para largo.

Todo lo relacionado con este remolcador lleva cinco meses de actualidad. La última novedad, esta semana, conllevó una fianza de 30.000 euros al arousano para salir de la cárcel de A Lama. Ya el jueves, por la mañana, su mujer abonó la cuantía en la cuenta del juzgado. El pago implicaría su regreso a la calle en forma de libertad provisional, pese a estar considerado el líder de la organización llamada a descargar los 3.824 kilos de cocaína, el 25 de abril, a 60 millas de las Rías Baixas. La carga incriminatoria del Cuerpo Nacional de Policía, del Servicio de Vigilancia Aduanera y de la Fiscalía Antidroga de Pontevedra va de la mano.

Unos y otros aportan un reguero de indicios bien armados y contundentes que, ya a ojos de la Audiencia Provincial de Pontevedra, resulta inconsistente para relacionar a los detenidos en tierra (banda de Santórum) con el remolcador. Ni siquiera el hecho que implica haber encontrado las mismas coordinadas anotadas por la gente de Santórum, en una nave de Sanxenxo, y en el puente de mando del barco, ya en alta mar, resultan suficientes para blindar la investigación. Ya a ojos de Fiscalía Antidroga la coincidencia se califica, con cierta sorna, de «casualidad cósmica». Pero la realidad es la qué es. Todos los colaboradores del presunto capo están en libertad desde mayo. En el caso de Santórum resulta una quimera, al menos por ahora.

Estrategia

El de Vilanova arrastra una sentencia por cumplir, también de la Audiencia de Pontevedra. 2 años y 3 meses por corromper a agentes especializados en crimen organizado en Galicia. Inició su cumplimiento hace un mes, por lo que resulta muy curioso este movimiento en forma de pago de fianza, dado que a Santórum aún le restan 26 meses de castigo por delante. Otra opción es que el presunto narco, y sus consejeros, sorprendan con un nuevo argumento procesal para reducir el tiempo que le resta por dormir en el jergón de una celda. O, directamente, suspender la condena al no tener otros antecedentes penales y sí arraigo familiar o constatar su integración en la sociedad. El artículo 104 del régimen penitenciario, por ejemplo, encajaría como anillo al dedo con sus planes, supuestos por ahora.

Mientras, Santórum prosigue su estancia en el penal de A Lama, a pocas celdas de distancia de la tripulación de marineros que viajaba en el MV Karar. De Nepal y de Bangladés, y enfrentados entre ellos. Los nepalíes no quieren que los represente el mismo despacho, y ayer, en presencia de un letrado que lleva meses para cerrar su defensa, juraron y perjuraron que su que su embajada en España se ha desentendido de ellos, que incluso les habrían sugerido que mejor ahí que en la calle, con la pandemia acechando y sin recursos para subsistir.