Chus Lago será madre con 55 años: «Hay cosas en mi vida que han llegado afortunadamente tarde»

Bibiana Villaverde
bibiana villaverde VIGO / LA VOZ

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La alpinista dará a luz en noviembre a su primer hijo, con 55 años. Tras una vida dedicada a la montaña, se plantea su retirada: «Una expedición sería complicada»

10 oct 2020 . Actualizado a las 02:21 h.

La segunda española que coronó el Everest y la primera en llegar al Polo Sur en solitario está a punto de alcanzar la cima de su maternidad. Chus Lago (Vigo, 1964) dará a luz en noviembre a Solomon, «el diminutivo es Sol. Será como la luz en la nieve durante las expediciones», confiesa la deportista. Acaba de recibir el premio de literatura Desnivel por su última obra, El espejo de hielo, que, como su niño, verá la luz el próximo mes.

Hace más de un año que Lago cambió las cuestas de Vigo por los senderos llanos de Houston, en EE UU, por motivos familiares. La mudanza le obligó a dejar su acta como concejala de Medio Ambiente de Vigo y supuso un cambio radical en su vida. Pero también le despertó el deseo por emprender una expedición desconocida para ella, que ha decidido afrontar con 55 años. «Siempre he querido ser madre, pero siempre se interpuso una montaña entre la maternidad y yo», confiesa la deportista. «Este viaje me ha venido muy bien, ha sido una ruptura, me ha traído calma. Que no haya cuestas aquí es casi como una metáfora en mi vida. Han sido doce años de vida política, las últimas expediciones... Todo muy frenético. No te da tiempo a pensar en tu vida personal, y el tiempo pasa volando».

A día de hoy descarta el regreso a la política, y en su cabeza empieza a rondar la idea de colgar las botas de montaña. «Va a ser complicado compaginar la maternidad con el alpinismo, al menos a ese nivel. Cuando te vas a una expedición estás fuera mínimo un mes, sin batería, sin cobertura, con una diferencia horaria de diez o más horas... A lo mejor puedes conectar una vez cada diez días, pero sin ver a tu familia. Eso no sé yo hasta qué punto podría llevarlo tras la maternidad». En la retina hay más de treinta expediciones: el Everest, Groenlandia, el Tíbet, Annapurna, el Polo Sur, Kenia, Perú... Cuarenta años entregada a una pasión que, a día de hoy, observa por el retrovisor. «Hay cosas en mi vida que han llegado afortunadamente tarde. He sido y soy la mujer que quiero ser y eso me hace sentir muy bien», confiesa. «Es posible que en algún momento lo necesite pero ahora me digo: pero a dónde más quieres ir».

Ahora compagina dos viajes, el embarazo y la publicación de su sexto libro, el cuarto en el que narra sus expediciones en la montaña. Hace solo unos pocos días que recibió la noticia de que El espejo de hielo ha sido galardonado con el premio Desnivel de literatura de montaña 2020. «Este nuevo libro es como un punto y final, cosas que no había contado y quería contar. He escrito libros de expediciones emblemáticas, pero este es un libro que analiza sentimientos, cómo y por qué he llegado a esos retos».

Un viaje a su montaña interior

Chus Lago se inició en la montaña de la mano de su padre, en el monte Vixiador, en Vigo, con once años. Desde entonces, su vida ha transcurrido proponiéndose retos, planificando expediciones y entrenando, en lo físico y en lo mental. «La condición física en la montaña es imprescindible pero la condición mental es la que te lleva a la cima pero también la que te trae de vuelta. La voluntad no es suficiente, es una especie de energía pero hay momentos en los que tienes que darte la vuelta, porque hay momentos que la voluntad te hace ir lejos y ya no puedes volver». Esa es la historia que cuenta El espejo de hielo, un reflejo de lo vivido en sus expediciones. «En la montaña tenemos miedo, echamos de menos, tenemos ansiedad. Creo que puede ayudar a los demás ver que no lo conseguiste a la primera, sino a la tercera», explica Lago. «En el libro relato aventuras de la montaña, pero lo importante no es ni el nombre del pico ni el objetivo logrado sino las anécdotas de momentos, de personas, de quien te encuentras por el camino, por ejemplo, de un inuít que te cuenta sus historias en una cabaña de cazadores... Cuando escribo no escribo para gente técnica, para eso están las revistas».

Una vida al límite

El 2020 le está sirviendo a Chus Lago para reflexionar sobre las victorias, las derrotas y el choque cultural que supone haber pasado cuatro décadas entre Vigo y parajes recónditos donde la vida es casi imposible. Ha perdido compañeros, ha sufrido congelamiento de sus extremidades, ha alcanzado cimas y ha temido por su vida. «Llegar a la cima es muy trascendental, y te vas de allí pensando que todo lo que te ocurrió te ha pasado ya en otra vida. Cada vez que vuelvo de una expedición es como una depresión posparto, pero sin tristeza. Aquí todo es fácil, abrir la nevera, abrir un grifo… Ese contraste hace que te bajen de golpe todas las sensaciones que has vivido». Mirando hacia atrás, la deportista entiende el temor de su madre, que nunca superó el que su hija fuese alpinista. «Los hijos estamos concebidos para cubrir metas que los padres no van a entender», explica. Ahora le tocará a ella vivirlo desde el otro lado.

 Su canción preferida

«Benedictus», de 2CELLOS «Cuando escribo pongo una canción que me permite redactar sin que suponga un ruido. Esta versión la he escuchado millones de veces. En las expediciones no puedes llevar música porque tienes que estar atento al crujido de la nieve pero hay momentos, en solitario, que ayuda muchísimo».