Un magistrado de Vigo, sobre el Ministerio de Justicia: «No dan ni un mísero pendrive»

J.R. VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

E. V. Pita

Lamentó la falta de medios pandémica que condiciona el día a día del sistema judicial

19 sep 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Resulta poco habitual entre las autoridades judiciales (jueces, fiscales y secretarios) que aireen los problemas domésticos que acechan a su Ministerio, el de Justicia. Mucho menos que difundan sus carencias, y mucho menos aún que lo hagan en sala durante un juicio. Pero unos y otros, fiscales, jueces y secretarios, a veces, se ven superados por las carencias de un sistema judicial que, en sus despachos, ni aporta material con el que llenar un lapicero, que si lo quieren, también tienen que aportarlo ellos. Y quien dice lapicero, dice memoria USB, como el magistrado de Vigo Luis Barrientos, que ayer no dudó en evidenciar las miserias ministeriales. Primero espetó que «no dan ni un mísero USB», para añadir, en referencia a las pantalla instaladas para evitar contagios de covid, que son «unas conejeras estupendas».

Barrientos optó claramente por tomárselo con humor, dado que, a mayores, la sucesión de testigos previstos para declarar fue caótica y ralentizada. En gran parte por las dificultades técnicas para establecer las videoconferencias y las constantes interrupciones, que condicionaron esta vista llamada a juzgar a dos individuos que, presuntamente, intoxicaban a ligues de Internet para robarles. Sí quedó ayer quedó acreditado por técnicos de toxicología, médicos forenses y agentes de la Policía Nacional y la Guardia Civil que Miguel Ángel D.S., acusado de drogar a hombres con los que se había citado a través de la red social Badoo, practicaba la sumisión química a sus víctimas.

Nueva vista

Así fue el asunto capital de la segunda jornada de la vista oral, después de que en la primera, Miguel Ángel D.S., para quien la fiscal pide 24 años de cárcel, admitiera que robó a sus citas pero negó que les hubiese echado droga en su bebida, sino que aprovechaba un despiste o que se quedaban dormidas para desvalijarlas. Los peritos han explicado los efectos sobre el sistema nervioso central de la benzodiacepina, un psicotrópico con efectos sedantes cuyo restos fueron hallados en muestras de sangre y de orina de varias víctimas, así como en un vaso de tubo y en un botellín de cerveza localizados en los domicilios de dos de ellos. Entre esos efectos figuran la somnolencia o la dificultad de movimientos o de respuesta a estímulos, y en grandes dosis puede afectar a la capacidad volitiva, esto es, de controlar los actos propios, según han detallado los especialistas.

A una de las víctimas le extrajeron las muestras en el hospital entre 14 horas y más desde su supuesta intoxicación involuntaria, y arrojaron un resultado de 0,05 miligramos por litro de sangre, aunque uno de los peritos ha matizado que la cantidad debió ser «mucho mayor» en el momento de la ingesta. El juicio se retomará el 1 de octubre.