Hacienda pierde un juicio por la herencia de la dueña de una frigorífica de pescado con oficina en Vigo que legó 20 millones

e. v. pita VIGO / LA VOZ

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Entrada a los juzgados de Vigo
Entrada a los juzgados de Vigo M.Moralejo

Uno de los nueve sobrinos de la propietaria pagó 513.000 euros en impuestos de sucesión tras lograr una reducción fiscal y luego la Agencia Tributaria le reclamó otros 124.000 euros

16 ago 2020 . Actualizado a las 02:40 h.

Nueve sobrinos se toparon con la alegría de recibir una herencia millonaria de su tía de Avilés, que incluía las oficinas en Vigo de una multinacional frigorífica asturiana, pero Hacienda quiso un trozo más grande de la tarta y reclamó 124.0000 euros más en impuestos a un heredero que ya había pagado medio millón tras lograr un beneficio fiscal. La herencia, que incluía las oficinas en la avenida García Barbón de Vigo, se convirtió en una pesadilla que duró casi una década. El litigio acabó en el Tribunal Supremo, que le da la razón al sobrino. La sala sostiene que una reducción en la base imponible, aplicada en una liquidación provisional, no puede ser denegada en la liquidación definitiva, tras la comprobación por los órganos de inspección tributaria.

La legataria falleció en el 2006 y era la viuda sin hijos de un empresario padronés que había montado una frigorífica en Avilés en los años 70. Tras enviudar tomó el timón del negocio y lo expandió. En su testamento legó la firma y casi 20 millones de euros en acciones de la congeladora, a repartir entre ocho sobrinos.

El pleito con la Agencia Tributaria del Principado de Asturias empezó cuando el beneficiario, residente en Oviedo, pagó 513.000 euros en impuestos de sucesión en el 2008 tras obtener una reducción fiscal después de la liquidación provisional. Luego, superó una inspección de comprobación del valor de los bienes de la comercializadora de pescado congelado, que tiene su sede central en Avilés y sucursales en Galicia, Cantabria y Castilla-León. Una de sus oficinas principales está en Vigo.

En el testamento, la viuda legaba a sus sobrinos la empresa, la oficina de Vigo, un millón de euros a repartir por cuotas e iguales partes, y a uno de los herederos el 55 % de sus acciones en la frigorífica y el otro 45% a repartir entre sus restantes ocho sobrinos. La herencia incluía 30,6 millones de euros y un ajuar doméstico valorado en 95.700 euros. Además, había otros 19,2 millones en acciones de la empresa, excluida la autocartera.

Poco después, la Agencia Tributaria del Principado de Asturias rehízo sus cuentas y valoró al alza el patrimonio heredado, por lo que reclamó otros 124.000 euros a mayores al sobrino que ya había pagado el medio millón.

La resolución del Supremo es favorable al heredero porque los inspectores de Hacienda hicieron un cambio después de haber pasado la liquidación provisional y cerrado y aprobado una inspección, que ya había fijado una cuantía a pagar en firme. La Agencia Tributaria se desdijo y reclamó más impuestos por las acciones, cuyo valor elevó de 19,2 millones a 19,8.

Hacienda inició una inspección en el 2011 para comprobar si cumplía los requisitos la liquidación realizada por el sobrino que en el 2008 había pedido en Oviedo una reducción de la base imponible. Pero luego Hacienda elevó el valor de la empresa (al incluir unas subvenciones como fondos propios) y exigió un total de 637.000 euros.

El litigio pasó por varios juzgados de Asturias que le dieron la razón al heredero, por lo que el Principado recurrió ante la sala número 2 de lo Contencioso del Tribunal Supremo. Esta rechaza las pretensiones del Principado de Asturias porque los órganos de inspección no pueden valorar nuevamente las acciones y denegar la reducción porque los requisitos ya fueron comprobados en la gestión y no puede quitar un beneficio que ya reconoció.