Vecinos de San Miguel de Oia rescatan el mayor conjunto de molinos de Vigo

María Jesús Fuente Decimavilla
maría j. fuente VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Oscar Vázquez

Son 21 construcciones y 10 presas abandonadas desde hace medio siglo

05 jul 2020 . Actualizado a las 21:14 h.

Sabían de su existencia, aunque muchos ni se veían debido a la maleza que los cubría casi en su totalidad. Son los muíños de Gontade, en San Miguel de Oia, y constituyen la mayor concentración de este tipo de construcciones tradicionales en el término municipal de Vigo, más de una veintena en total.

Animados por Bernardo Vázquez Acuña, un vecino de la parroquia que ha recopilado la historia de los molinos en su blog Memoria de Oia. Os muíños de Gontade, se montó una brigada vecinal para rescatarlos del abandono. De momento han conseguido salvar más de una decena, según explica Rogelio Figueroa, responsable de infraestructuras de la asociación vecinal. «No solo somos gente de Gontade y, en general, de San Miguel de Oia, sino que también vienen de otros sitios a ayudar, como Coruxo. Empezamos limpiándolos por fuera y quitando las silvas para que se vieran y después seguimos por dentro. A algunos ya les llevaron piezas. Por seguridad pusimos también tablas, porque donde hay mucha profundidad entra el agua», comenta.

Oscar Vázquez

La brigada se reúne un domingo al mes a las diez de la mañana y se pone manos a la obra hasta las 13.00 horas. Así llevan tres o cuatro meses. Ha habido días en los que han llegado a reunirse hasta veinte personas.

Del abandono en que se encuentran las construcciones da una idea que, pese a residir cerca, Rogelio no sabía de su existencia. «Aún queda por hacer, el otro día limpiamos una presa y la llenamos de agua», apunta animado.

Además del trabajo de limpieza y desbroce de la corriente de agua en la que se encuentran los molinos y presas, también eliminan vegetación como eucaliptos y acacias de pequeño tamaño y conservan las especies propias. La retirada de todo tipo de materiales, incluida basura, y la recuperación del cauce original para evitar desbordamientos son otros de los trabajos que ejecuta la brigada de voluntarios.

Concentración

El material vegetal retirado se concentra en espacios concretos para su descomposición natural con el fin de que contribuya a favorecer la materia orgánica. Todo les parece poco a los vecinos para poner en valor estas joyas del patrimonio ocultas desde hace años, tantos, que apenas son conocidas por los vigueses, pese a ser el mayor exponente.

Con independencia de la recuperación de los molinos y los canales, la actuación supone un importante avance en la lucha contra los incendios al desarrollar un cortafuegos natural con la eliminación del material combustible y de las especies más proclives a incendiarse como eucaliptos y acacias. Y todo, gracias al interés de los vecinos por conservar su patrimonio.

Las administraciones miran para otro lado

Han tenido que ser los propios vecinos los que se hayan puesto a rescatar parte de la historia de Vigo mientras que las administraciones, más proclives a emprender obras nuevas que a mantener las existentes, miran para otro lado. De su importancia dan fe los documentos consultados por Bernardo Vázquez en los que se constata que los molinos fueron construidos durante los siglos XVIII y XIX. Parte de ellos aparecen citados en el catastro de Ensenada de 1750. Desde 1970 dejaron de realizar las funciones para las que fueron construidos y cayeron en el abandono total. Ninguna administración se dignó en afrontar su limpieza, ni tampoco el vaciado de las presas o la eliminación de especies invasoras sustituyéndolas por otras autóctonas. Y no digamos del Camino Real o Camino portugués por la costa.

Ahora, la brigada vecinal quiere recuperar esta ruta dotándola de la señalización y de los pasos adecuados. De momento recomienda acudir con calzado apropiado para los charcos que todavía se pueden encontrar hasta que el adecentamiento finalice.

Su valor patrimonial y etnográfico es indudable para conocer más detalles de la historia de Vigo. El conjunto de molinos formaba parte de un singular sistema de aprovechamiento de las aguas en verano y combinaba el uso para moler el grano con el de regadío de los campos de maíz.

El caudal se gestionaba a través de un conjunto de presas asociadas que concentraban el agua.

En verano, que el caudal era menor y coincidía el aprovechamiento del agua para los dos usos, se recurría a reforzar el suministro. Consistía en el vaciado de las presas de forma escalonada desde el extremo superior del riego. De esta manera un potente caudal pasaba por todos los molinos durante las horas de más actividad.

«Hemos puesto letreros en inglés porque pasa el Camino portugués por el medio»

Bernardo Vázquez Acuña se documentó con las personas mayores de la parroquia para escribir su blog sobre el tema. «Son 21 molinos, 10 presas y 22 piedras de moler», resume. Destaca la importancia del conjunto al tratarse del más grande del área de municipios más próxima a Vigo y solo superado por los de Folón, en O Rosal.

«Todo vino a raíz de un artículo en La Voz sobre los 17 molinos de A Estrada. Yo pensé: ‘Y nosotros tenemos 21', y nos tocó el amor propio», comenta el historiador.

Empezaron en octubre del pasado año y aún no saben cuándo terminarán. «No nos pusimos plazo, vamos como Cholo Simeone. Curramos como tontos y lo pasamos bien. Hemos conseguido que mucha gente haga la ruta. Hay colocados rótulos en madera. Alguno está en inglés porque el camino portugués pasa por el corazón de los molinos», apunta.

No entiende cómo puede estar abandonada esta ruta, lo que obliga a los peregrinos a caminar por el asfalto en lugar de poder disfrutar de la naturaleza. «Se hinchan a hablar de Santiago y cuando pueden ofrecer un elemento de interés, un valor añadido que está ahí, no lo hacen», reprocha. No oculta que están un poco indignados con las administraciones al ver cómo está aquello. Pese a ello, a él y al resto de la brigada vecinal les mueve ver el estado de abandono de esa expresión de la cultura.

Está convencido que se convertirán en un gran atractivo, porque ahora la gente busca espacios no concurridos. La pena es que algunos de los molinos aún se encuentran en estado de abandono, nada que ver a como estaban antes de eliminar la maleza..