«Imposible usar guantes. Si no ves y si no tienes tacto, estás muerta»

Bibiana Villaverde
bibiana villaverde VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

XOAN CARLOS GIL

Maragarita Magdalena, ciega total desde hace siete años, se está acostumbrando a las rutinas de la «nueva normalidad». Lo peor son las colas: «Tienes que estar preguntando cuándo te toca»

20 jun 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Algo tan simple como las señales sonoras de los semáforos cambió la vida de quienes tienen dificultades visuales. Ese sonido agudo marcó un hito que mejoró la movilidad y la independencia para quienes el verde y el rojo son solo conceptos. Ahora el color protagonista es el amarillo, color de alerta que aparece en todas esas flechas que nos indican trayectos, distancias y posiciones y que no todos pueden detectar. «Es un poco más complicado de lo habitual. Nosotros ya tenemos una cierta complicación pero ahora cuando llegas a los sitios tienes que preguntar a otras personas cuándo te toca, cuándo te tienes que mover, si estás bien colocada...». Margarita Magdalena Iglesias (Vigo, 1969) se lo toma con humor porque, como ella explica, «la gente se comporta muy bien».

A pesar de haber nacido con una enfermedad degenerativa que acabó en ceguera, esta vendedora de la ONCE hace una vida completamente normal. Lo único que consiguió frenarla y mantenerla en casa fue el confinamiento por la alarma sanitaria. «Lo llevé fatal. Yo si un sábado estoy en casa es porque estoy enferma, si no, estoy con los amigos», confiesa. «No me siento más vulnerable, me muevo sola y no tengo problemas, el mayor problema de estos tiempos es hacer cola».

Desde que el lunes regresó a su quiosco de la calle Gran Vía viguesa, cerca de la escultura de Los Caballos, ha retomado la rutina y el contacto con los clientes, muchos de ellos ya amigos, con los que se relaciona desde que ocupó su puesto, hace veintiséis años. «Desde dentro del quiosco sé si la gente lleva mascarilla, el sonido de la voz es distinto». Un puesto que es un fortín, con mampara y elementos de protección, aunque lo que más cuesta es trabajar con guantes. «Con guantes imposible. Si no ves y no tienes tacto estás muerta. Estamos constantemente con monedas porque en nuestro caso la gente sigue siendo reacia a pagar con tarjeta por eso estoy continuamente desinfectando», señala. Tras tres meses sin actividad, 230 vendedores de la ONCE en la provincia han regresado esta semana a sus puestos para repartir suerte. «La vuelta fue un poco rara, había incertidumbre pero se va notando movimiento». Aunque insiste en que no hay números bonitos o feos, sí los hay favoritos: «el 13, el 15 y el 17 son las terminaciones que antes se venden», explica. Marga ha tenido la suerte de haber repartido fortuna. «Hace 10 años di el premio completo. Me alegré como si me hubiera tocado a mí, me encanta dar premios a personas que se toman la molestia de venir todos los días».

La peor herencia

Retinosis pigmentaria. Dos palabras y un diagnóstico que han marcado la vida de Margarita Magdalena Iglesias. Se trata de una dolencia que puede provocar ceguera total, como en su caso. Una dolencia hereditaria que también sufre su padre y su hijo, que tiene 26 años. «Cuando nos dijeron que el niño lo había heredado fue un mal momento, fue un palo», confiesa sin caer en la autocomplacencia. «Yo tuve una visión bastante buena hasta que me quedé embarazada. La visión total la perdí hace unos siete años pero como he visto conozco los colores y las formas, supongo que es más complicado para quien es ciego de nacimiento porque hay cosas como los colores que no se pueden explicar». Perder algo significa tener la capacidad de extrañarlo: «lo que más me gustaría es poder ver bien a mi hijo. Tengo recuerdos de gente que vi, mi hijo sé cómo es porque puedo tocarlo, pero una imagen de él en conjunto no la tengo».

La dulzura de su amigo Sugus

Quien se cruce por la calle con Marga puede comprobar cómo ella y su perro guía forman un tándem. «Sugus es muy dócil y trabaja súperbien. Me lo dieron en la Fundación ONCE, es mi segundo perro guía». Una de las cosas más curiosas de los perros guía es la simbiosis que llegan a desarrollar con su dueño y hasta con otros perros. «Yo tengo otro perro en casa que se llama Draco, salgo con los dos cada uno de una mano. Draco cuando sale con mi marido es muy nervioso pero conmigo va al paso de Sugus, incluso, cuando hay una escalera él también me la marca subiendo las patas delanteras, igual que el otro».

El día a día de esta viguesa es similar al de cualquiera, los avances sociales y su energía pulverizan los inconvenientes. «Quedan cosas por hacer pero en España y en Galicia, gracias a la Fundación ONCE, estamos a otro nivel», asegura. Solo tiene una queja con el sistema, que por favor no la vuelvan a llamar para estar en una mesa para las elecciones. «Acabo de recibir el aviso, me ha tocado ser titular y tendría que estar viendo los listados con el DNI de los votantes, eso no lo puedo hacer. Es la cuarta vez que me convocan y por cuarta vez tendré que presentarme en el juzgado acreditando que soy ciega y que no puedo estar. La cuarta vez que me convocan... En eso tengo muchísima suerte», concluye entre risas.

 

«No puedo vivir sin ti», de Los Ronaldos. «Si hubiese tenido talento para escribir una canción, cosa que no tengo, me hubiera gustado que fuera ésta. Es romántica sin ser cursi, es una canción de amor preciosa. Me gusta muchísimo la música y una cosa que me fastidia de ahora es no poder ir a los conciertos».