REM da un concierto en un aparcamiento

Jorge Lamas Dono
jorge lamas VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

En 1999, el grupo norteamericano actuó en el espacio exterior del Instituto Ferial de Vigo pocas horas después de que el Real Club Celta no se clasificase por un gol para jugar por primera vez la Liga de Campeones

17 jun 2020 . Actualizado a las 02:06 h.

El mismo día que el Real Club Celta se quedaba a un solo gol de clasificarse por primera vez en su historia para la Liga de Campeones, el grupo norteamericano REM actuaba en el aparcamiento del Instituto Ferial de Vigo. El Ifevi todavía carecía del espacio multiusos que años después serviría de escenario para Bob Dylan y Lenny Kravitz. Tampoco se podía utilizar Balaídos por el trascendental partido de aquella jornada frente al Atlético de Madrid. La solución fue habilitar una zona del aparcamiento del recinto ferial, una vez que se descartó por parte del Concello de Vigo el campo de fútbol de la zona deportiva de Samil. «Es una idea fantástica», dijo Mike Mills, bajista de REM, cuando un periodista de La Voz le advirtió que posiblemente tocarían en una playa.

A mediados de diciembre de 1998, los lectores de La Voz de Galicia conocían que REM haría en Vigo la única parada en la península ibérica de la gira internacional de aquel año. Aún estaba reciente el concierto de The Rolling Stones de julio de aquel mismo año y Vigo parecía que optaría a ser una de las sedes españolas de las grandes giras internacionales.

Se activó entonces la venta anticipada al precio de 4.000 pesetas (24 euros). El día del concierto ascendió el premio a las 5.000 pesetas (30 euros). La previsión inicial era poner a la venta 20.000 entradas, pero tan solo pudieron venderse en torno a los siete mil tiques.

Ya en los días previos al concierto, la productora viguesa Bulldog hacía públicas las peticiones de los músicos, que solían asesorarse acerca de las tradiciones culinarias de las ciudades por donde pasaban. El pescado y el marisco, especialmente las centollas y los percebes, fueron la elección del trío norteamericano, que también optó por el albariño y el aguardiente como acompañante.

La débil salud de los integrantes de REM hizo que durante su estancia en Vigo estuvieran permanentemente conectados con un médico del 061. En conciertos anteriores, Bill Berry había sufrido un aneurisma que le llevó al quirófano; Michael Stipe también necesitó del bisturí para solucionar una cojera producida por una hernia inguinal durante la gira; y Mike Mills fue sometido a una laparotomía en Praga.

Los músicos de Georgia llegaron por la tarde a Peinador en un avión privado y se desplazaron al Ifevi para hacer las pruebas de sonido antes de pasar por el Hotel NH.

Y llegó la noche y la música lo cubrió todo. Los teloneros, primero los vigueses Sphear y después los mallorquines Sexy Sadie, animaron la espera, mientras que las retenciones de tráfico en los accesos y los problemas de aparcamiento se convirtieron en el punto más negativo de la cita.

Pasadas las once, aparecieron en el escenario los músicos de REM dispuestos a dar salida a los 400.000 watios de luz y 120.000 de sonido de sus equipos. Con los acordes de la primera canción, Lotus, el público comenzó a entregarse a sus melodías entre las que, como siempre, triunfaron entre ovaciones y coros las clásicas Loosing My Religion o The One I Love, además de las entonces nuevas composiciones, como Daysleeper, interpretadas en una fusión entre acústica y electrificada.

En Coto Grande, realizaron una curiosa combinación de cortes incluidos en Up, álbum decimotercero, y temas sobradamente conocidos de su larga carrera. Desde los álbumes Life s Rich Pagement, Out Of Time o Automatic for the People, las canciones fueron coreadas, bailadas y aplaudidas sin descanso por los fieles.

Durante todo el concierto, el juego del panel de luces de neón iluminó el escenario de colorines con figuras de animales, estrellas, hombres, frutas, peces, planetas, etc. Michael Stipe, líder vocal y natural de la banda, se esforzó en su papel de artista del rock con muchas tablas y cautivó a sus fans con sus sinuosos y femeninos movimientos. El cantante de Athens apareció vestido con unos pantalones azules y una camiseta roja, pero el bajista Peter Buck le hizo la competencia con un traje carmín espectacular. El rubio Mike Mills también tuvo sus momentos gloriosos, atacando con pasión los solos de guitarra.

Si el año anterior los vigueses pudieron comprobar en qué consistía realmente eso que llaman el show bussines, a través de la mano experta de los Rolling Stones, con REM tuvieron el privilegio de comprobar lo que es un concierto donde la comunicación es musical.

Aquel gran concierto, sin embargo, tuvo pérdidas millonarias. Entre doce y trece millones de pesetas (en torno a los 75.000 euros) fue la cifra negativa estimada por Bulldog, la promotora del concierto. Esta empresa habló entonces de competencia desleal desde la Xunta, que había programado en Santiago a The Rolling Stones tan solo cinco días antes y con unos precios más baratos que en Vigo.

Con todo, para muchos fue un gran concierto en una noche muy especial que siempre quedará en el recuerdo, aunque presidida por un viento poco habitual para aquella época del año.