Alegría en la vuelta (escasa) de las terrazas

alejandro martínez VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

La mayoría de las cafeterías de Vigo deciden no abrir todavía por sus difíciles condiciones

12 may 2020 . Actualizado a las 13:39 h.

Por fin llegó el día en el que los vigueses pudieron regresar a las terrazas y disfrutar consumiendo al aire libre. Pero ayer no hubo muchos sitios donde elegir porque la mayoría de los bares o cafeterías permanecieron aún cerrados. Por ejemplo, en la plaza de la Constitución, típico lugar de encuentro para el tapeo, solo había dos establecimientos abiertos. En otras avenidas céntricas como Venezuela, Rosalía de Castro, Urzaiz, Pizarro o Travesía también se contaban con los dedos de una mano los establecimientos abiertos.

La hostelería despierta tímidamente del confinamiento. Los empresarios del sector que han podido permitírselo han reanudado su actividad con mucha incertidumbre sobre lo que deparará el futuro. También lo hacen más pendientes que nunca del tiempo, conscientes de que la lluvia no animará a sentarse en sus terrazas y estarán de brazos cruzados o cerrarán para no perder el tiempo ni el dinero.

Pero ayer el día fue muy soleado y cientos de personas pudieron volver a las terrazas y encontrarse con gente a la que no veían desde hace mucho tiempo. Los consumidores respaldaron la decisión de los pocos hosteleros que decidieron abrir y agotaron los aforos permitidos. Hasta hubo ciudadanos que también hicieron cola para poder coger un sitio en el exterior de los locales, como comentaban hosteleros de Urzaiz o Rosalía de Castro.

«No hay nada más maravilloso que tomarse un café en una terraza», afirmaba por la mañana Conchi, clienta de la cafetería Punto Chic, en la calle Pizarro, que por fin pudo quedar con una amiga. Francisco, el responsable del establecimiento, se alegró de volver a saludar a sus clientes después de tanto tiempo. «La verdad es que la gente responde muy bien. Hay bastante ambiente y clientela. Quizás el aforo de la terraza no es el suficiente, pero para ser el primer día creo que no podía estar mejor», decía mientras preparaba un desayuno. Estaba solo al frente del negocio. Aquellos que no tienen empleados son los que tienen más fácil la vuelta al trabajo.

Por ejemplo, Xulia, que lleva la cafetería Sunrise, en la calle Gregorio Espino, frente a la estación de autobuses. Abrió el local el 28 de febrero y, 15 días después, lo tuvo que cerrar. «Ahora mismo no me puedo permitir tener un empleado y además con las limitaciones de aforo tampoco me hace falta», comentaba.

Otros hosteleros han abierto sin poder contar con toda su plantilla. Amadeo Dasilva, de la tapería Amadeus, reanuda el trabajo con dos empleados, mientras que los otros permanecen en erte. Ivan Galizi, de la cafetería Ecos de Urzaiz, empieza con el 25 % de sus trabajadores, pero asegura que contará con todos una vez que pueda abrir dentro del local. Antonio García, del Polbo Bar, reabre con tres de cinco camareros.

Numerosos clientes que ayer se sentaron en las terrazas no llevaban mascarillas. La apertura de las terrazas ha puesto de manifiesto lo difícil que resulta mantener esta protección no obligatoria pero sí recomendable. «La gente viene a comer o a beber y no puede estar con la mascarilla puesta todo el tiempo», opinaba Antonio García, que ayer volvió a servir pulpo desde la Plaza de la Plaza de la Constitución. La ciudad va recuperando así su cotidianeidad.