Los furtivos mantienen su presencia en el litoral de Vigo pese al confinamiento

J. R. VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

POLICÍA AUTONÓMICA

Unos van desde Baiona, otros bajan a la playa como a la pescadería y hasta se movilizó un helicóptero para dar con una mujer desaparecida que dejó sus prendas en las rocas

23 abr 2020 . Actualizado a las 12:45 h.

No están todos los que son pero sí son todos los que están. Y es que el confinamiento generalizado, a causa del COVID-19, ha mermado la capacidad de los mariscadores ilegales para saquear el litoral de Vigo, pero sin ahuyentarlos de manera definitiva. La actividad se mantiene en una especie de servicios mínimos que, dado el parón de la hostelería, todo apunta que el botín en forma de bivalvo sería para consumo propio. Resulta difícil constatarlo por dos razones principales: la Policía Autonómica, responsable del furtivismo, está volcada en labores de seguridad ciudadana y del estado alarma. Sus vehículos están a disposición de la sala de llamadas al 091 para atender las prioridades actuales.

A mayores, los vigilantes de las cofradías siguen a lo suyo pese al cese de la actividad -a flote y a pie- ya en marzo. Explican algunos profesionales que sin los equipos de protección individual, lo que supone un riesgo añadido. «El otro día tuvimos un caso que resulta clarificador: veo pasar a nuestro lado a uno habitual, reincidente, como si no hubiera confinamiento. Tan tranquilo. Bajó a la playa (Chapela) y al llamarle la atención dijo que solo iba a coger bicho para pescar. ¡Pero si estamos en confinamiento! Llamamos a la Policía Autonómica, que llegó al poco tiempo por la ausencia de tráfico. Ellos tampoco tenían equipo de protección individual, y el furtivo, al verlos, tiró el kilo de almeja que ya recogiera. Los policías se fueron y volvió a las andadas hasta que regresaron los agentes, y así dos veces más. Luego pensé que la tomaría con mi coche, pero se limitó a decirme que me iba a matar», relata.

Helicóptero

Otro caso reciente se dio en Toralla, con un vecino de Baiona que vino en coche, rompiendo el estado de alarma y el confinamiento, para apañar percebe. «No es el único caso» explican en el pósito de Vigo antes de recordar la anécdota estrella de todas las vividas desde el 14 de marzo. Ocurrió también en el tramo de Toralla, otro furtivo habitual dejó varias prendas de ropa en la orilla, pero él desapareció. Al encontrarse las pertenencias, se activó un operativo de búsqueda por tierra y aire con helicóptero hasta que fue localizado. Se creyó, dadas las circunstancias, que pudo caerse o desaparecer. Finalmente, el suceso quedó tan solo en un costoso susto para la erario público.

«Su reacción fue como si no pasara nada, es un jetas y la policía decía que no se puede hacer nada. Ya tiene múltiples sanciones pero nada a su nombre para poder cobrar. Así que le da igual que lo cojan mariscando o saltándose el confinamiento», relata otro vigilante. Y a continuación añade: «Ahora nos falta por conocer el alcance de las noches. De día vigilamos mejor por una cuestión obvia, pero de madrugada no sabemos el alcance real de lo qué hacen», explica otro vigilante en el lado sur de la ría. Vilaboa tampoco es una excepción. Incluso se multó a una señora cogiendo almeja frente a la cofradía, pegada a la casa del patrón mayor. «Fue ella la que denunció, eran las tres de la tarde y le dio igual, la señora bajó a la playa. Eso es porque lleva haciéndolo toda la vida».

Policía Autonómica

La Policía Autonómica de Vigo confirma que sus efectivos están destinados al área del 091 para asuntos del COVID-19, principalmente. Añaden que si reciben alguna llamada se acude lo antes posible, y aseguran que, desde el 14 de marzo, no se dejó sin cubrir ningún servicio por falta de equipos de protección individual. Sobre esto, el Sindica Unificado de Policía (SUP) si dice que «los medios escasean, solo tienen mascarillas quirúrgicas y las FFP2 se asignan de forma individual y no llegan para todos. Guantes y geles, por ahora, también hay».