Vigueses con alzhéimer reciben terapia en casa para frenar el deterioro

begoiña r. sotelino VIGO / LA VOZ

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Afaga pone en marcha el servicio para enfermos y cuidadores al no poder ir a los centros

19 abr 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Si el confinamiento ha sacudido la vida social de las personas, en el caso de las familias que conviven con enfermos de alzhéimer, la sacudida es más bien un terremoto y el problema dista mucho de ser el tedio generado por el aburrimiento. La Asociación de Familiares de Enfermos de Alzhéimer y otras demencias de Galicia (Afaga) atiende en Vigo a cerca de 300 personas que sufren esta dolencia y son conscientes tanto del padecimiento de los cuidadores, como del deterioro de los propios pacientes, atrapados en una situación difícil de asimilar para muchos e incomprensible para ellos.

Juan Carlos Rodríguez, presidente de Afaga, recuerda que si para cualquiera es insano estar tanto tiempo en casa, para los pacientes de alzhéimer es peor «porque se agravan los problemas de movilidad y cognitivos, por eso estamos yendo a las casa para darles atención, ya que tenemos el personal para hacerlo. La idea es ir a todos los domicilios que se pueda», cuenta. La entidad ya había activado desde la semana siguiente al decreto del estado de Alerta, un programa de voluntariado para dar soporte a las personas mayores, «no solo a los que tiene alzhéimer sino a todas», para llevarles comida o medicamentos, y después ampliaron el servicio de ayuda a domicilio para cuestiones como el aseo y otras tareas domésticas. Rodríguez aprecia que «algunos usuarios se dieron de baja inicialmente por temor, pero hubo muchas otras que sí lo necesitaban y lo hemos ampliado porque la demanda creció».

La asociación que atiende a personas con demencias y a sus familiares ya está en una tercera fase. «Los técnicos empezaron a llamar a todas las familias y a hacerles un seguimiento en el domicilio para ver cómo se encontraban, ofreciendo desde atención psicológica a servicios de terapia ocupacional, es decir, los programas de intervención que tenemos en los centros de día, más los del programa de estimulación cognitiva y los de prevención al deterioro, orientados a personas sanas».

En este período los especialistas han comprobado en esta pandemia que la mayor parte de las personas que viven solas, o las que sufren demencias y residen solo con el cuidador, «la situación empieza a ser dramática. En las primeras semanas se iban organizando, pero cada día que pasa, las familias claudican más ante algo que empieza ser insuperable. Por eso hemos activado también programas de estimulación en domicilio para dar respiro a las familias y activarlos física y cognitivamente para que no siga avanzando el proceso de deterioro».

El presidente de Afaga advierte que al estar confinados encasa, las personas con alzhéimer han roto sus rutinas y se están deteriorando de una manera muy rápida. El servicio pretende frenarlo, ya que en su caso, el deterioro no tiene marcha atrás y en muchos casos es irrecuperable.

«Ya no pueden más»

Rodríguez también pone el foco sobre el posible momento en el que las familias recuperen sus hábitos sociales y laborales mientras los centros asistenciales sigan cerrados. «No podemos dejar a los enfermos solos en sus hogares, o con su cuidador principal, ya no pueden más y estamos muy preocupados por situaciones concretas de agresividad o incomprensión que se tratan de reconducir farmacológicamente poniéndolos en contacto con servicios psiquiátricos.

«Los centros especializados tendrán que abrir antes, con medidas de seguridad»

Maxi Rodríguez, psicóloga de Afaga, incide en la preocupación por la sobrecarga, «que ya es excesiva sobre todo en cuidadores mayores que lo van llevando por no molestar, por la brecha tecnológica o porque lo han asumido de forma natural y no piden ayuda, por eso insistimos en que nos llamen, estamos aquí», explica la experta añadiendo que el personal está yendo a los domicilios y los técnicos están coordinando la actividad desde los centros de día, elaborando contenidos y contactando familias.

Rodríguez añade que incluso para usuarios de otros centros de referencia buscarán alternativas, como reajustes farmacológicos o salidas terapéuticas. «Ya se van notando alteraciones y agitación en los enfermos y eso es más carga, más estrés y desesperanza en los cuidadores, sobre todo los mayores que cuidan a otros mayores», afirma.

El presidente de Afaga señala que «no podemos quedarnos paralizados ante el terror de la situación sino abordar la intervención». Por otra parte, solicita que los centros especializados de atención «puedan volver a abrir a medida que vaya evolucionando, con todas las medidas de seguridad y todas las garantías, pero no podemos permitir que se demore excesivamente porque si no actuamos pronto, esas personas van a ser irrecuperables». Rodríguez señala, como resultado de aislamiento y la inmovilidad, la perdida de tono muscular, pérdida de autonomía funcional y mayor grado de dependencia. «Hay que conseguir que no salgan de esto con un grado de dependencia mayor, no enterrarlos en sus domicilios».