Una profesora de Derecho: «El Concello de Vigo o la Xunta deberían dar tarjetas de datos a gente sin Internet»

E. V. PITa VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Xoán Carlos Gil.

Tamara Álvarez Robles destapa la brecha digital durante el confinamiento y en su tesis doctoral propone una reforma constitucional para garantizar que toda la población tenga acceso a Internet

10 abr 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

El confinamiento por la emergencia del COVID-19 impulsó a muchos hogares a digitalizarse a marchas forzadas: abuelos que aprenden a hacer videollamadas, oficinistas que teletrabajan o ciudadanos que se comunican digitalmente con la Administración. «¿Os imagináis qué pasaría si no tuviésemos Internet durante nuestro estado de alarma, si se averiase el ordenador o no supiésemos configurar la conexión ?», se pregunta la profesora Tamara Álvarez Robles (León, 1988), quien propone el acceso a Internet como un derecho fundamental.

La docente imparte clase de Derecho Constitucional en la facultad de Ciencias Xurídicas de la Universidad de Vigo. En febrero del 2019, defendió la tesis doctoral titulada El derecho al acceso a Internet en el constitucionalismo español. Plantea que toda persona tiene derecho a acceder a Internet para reducir la brecha digital que destapó el confinamiento.

Descarta que sea un servicio con barra libre y gratuito y propone dar bonos de Internet, como los de la luz o el agua, a los colectivos más vulnerables, familias sin recursos y residentes en el rural. «No tiene que ser gratis sino con bonos, con una calidad mínima para todos. Las clases privilegiadas nos podemos permitir 50 euros de Internet al mes pero si no tengo el dinero, no puedo desarrollarme personalmente igual o comunicarme con la Administración digital», dice. Admite que las operadores regalaron megas gratis a los confinados y no les pueden cortar Internet pero «esto es un pacto, no es algo que esté garantizado constitucionalmente».

Por ello, propone reformar la Constitución y crear un precepto que contemple el derecho de acceso a Internet que incluya la educación digital y la ciberseguridad, que la Red llegue a colectivos vulnerables (incluida la Galicia rural), se monten infraestructuras adecuadas y se actualice la libertad de expresión, imagen e intimidad.

«El confinamiento puede ser una oportunidad para ver los déficits y líneas a trabajar. Vivimos una situación excepcional que nos está diciendo: '¿Vosotros queréis ser digitales?'. Hay una infraestructura grande que no llega al rural galego o los precios no son para todos los bolsillos», dice. Ve falta de capacitación digital en la población envejecida. «La falta de conocimiento nos expone y lo vamos a pagar en ciberseguridad, sin un antivirus bueno expongo mi intimidad», dice. Recalca que la brecha digital también afecta a los jóvenes que «no saben buscar datos o caen en las fakenews».

Como profesora, organizar sus clases en el confinamiento «ha sido un reto». Lamenta que algunas operadoras no hayan cumplido la promesa de dotar de tarjetas con datos móviles a alumnos sin Internet, lo que afecta al rural gallego: «Quizás el Concello de Vigo o la Xunta se tendrán que encargar directamente y proveer de tarjetas de datos a la gente que tenga deficiencias».