La 'playlist' de los balcones de Vigo

Begoña Rodríguez Sotelino
B. R. Sotelino VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Cedidos

Los homenajes de las 20.00 ya son un plan de animación en comunidad que va subiendo de nivel cada día

02 abr 2020 . Actualizado a las 17:09 h.

Había gente que hasta hace una semana ni sabía que tenía balcón. O lo sabía, pero vivía ajeno a él. En ese espacio maltratado de la casa era donde acababan arrumbados algunos trastos o donde se acumulaban bolsas que nadie abría por miedo a saber lo que había dentro. El confinamiento ha traído introspección y también muchas ganas de revolverlo todo. Están saliendo muchos secretos de los cajones. Y están saliendo muchos artistas del armario oculto de un vecindario que hace poco a duras penas se daba los buenos días. Hoy, los que saben cantar, o tocan un instrumento, o tienen alma de dj, lo están compartiendo.

El confinamiento urbano, y más en un lugar bullicioso como Vigo, se nota más. En la tranquila y silenciosa Pontevedra, por ejemplo, apenas hay diferencia con otro domingo aburrido. Así que las iniciativas para verse por los balcones comenzaron tímidamente, solo con aplausos para los profesionales de la Sanidad, y en poco tiempo se vinieron arriba con mucho folklore. Han pasado siete días y la playlist no para de crecer.

El asunto va por barrios y por ahora no puede establecerse un parámetro que los etiquete por géneros musicales. Es un mix muy abierto, pero sí se perfila ya un sentido mucho más animado en la periferia que en el centro. En la comunidad de Camelias, esquina Álvaro Cunqueiro, hay un chaval en el primer piso que está haciéndose un nombre como dj y Mc, porque no solo pincha, también baila y anima a hacerlo. A mitad de la semana ya estaba con el Bella Ciao que volvió a poner en circulación La Casa de Papel, siguió con techno de los 90 y el viernes se puso rumboso con La Macarena.

En Vía Norte, con vistas a unas obras en marcha en un planeta paralizado, los sonidos que resuenan son más nostálgicos y hippies, desde el Rollin’ on the River de la Creedence, al What a Wonderful World de Louis Armstrong.

Xoán Carlos Gil

En la calle Ecuador, frente al colegio de los Maristas, suena Miña Terra Galega desde un portal. En Rosalía de Castro no se oye ni el Negra sombra, porque no apetece, pero mantiene el tipo Mari Carmen, la asturiana que vive en la calle, aunque la policía la mande callar.

No muy lejos, en Sanjurjo Badía, hay cánticos populares gallegos mezclados con éxitos del pop. En Balaídos, como no podía ser de otra manera, entonan la Rianxeira de un edificio a otro echando de menos las tardes de fútbol. Y en Navia suena Alaska y Dinarama. En Coia la marcha va tan en aumento que la policía ya ha tenido que mandar parar. Frente al hipermercado Alcampo unos vecinos ponían la música a tanto volumen que las fuerzas del orden, alertadas por otro vecino disconforme con el menú musical y los decibelios, ya le han apercibido.

Todas estas sesiones que han aflorado con el confinamiento suelen producirse durante unos minutos después de las 20.00 horas. Pero ha habido otras a las 19.00 horas, el Hola Don Pepito, Hola don José, surgió con el Día de Padre; y otras siguen durante horas o empiezan después. En Coia, alrededor del Parque de A Bouza, un edificio entero se ha convertido en discoteca móvil. Se ilumina como si volviese a ser Navidad y suenan los Bee Gees, Abba, Queen… a todo trapo, compitiendo con pájaros y grillos que siguen libres y se oyen más que nunca ahora que casi todo el rato reina el silencio.

La revolución de Bouzas, por Tony Lomba... desde el salón de su casa

Los artistas, los músicos, también están confinados, así que ya estaba tardando el primero, que fue Tony Lomba -el personaje creado por Germán Fandiño- desde su casa en Bouzas, la noche del viernes. Ya no puede salir a actuar así que lo hizo desde su salón. Sus vecinos están encantados y hay niños que le dejan dibujos y flores sobre el felpudo dándole las gracias. Village People y Roberto Carlos sonaron en la primera noche que se hizo viral de móvil en móvil.

Pero tiene pinta de que habrá más. En el cómputo general hay dos canciones que van ganando: Resistiré, del Dúo Dinámico, y Sobreviviré, de Mónica Naranjo, ambos temas son himnos que en situaciones normales suelen hacer referencia a estados amorosos adversos. En este caso, el amor también está ahí pero va más por el amor a la vida que hemos perdido sin que nadie nos preparase para esto.

Hay quien ya se queja del nuevo estrés de los balcones, que el día al final no da para nada y llega la hora y te pilla haciendo lentejas o limando las uñas. Muchos tienen ganas de fiesta y como no pueden compartir su ocio con sus amigos que viven lejos, -y lejos ahora es estar en otra calle o en otro barrio-, lo hacen con los que tienen cerca. Con los pocos que pasan por la vía pública, y con un público nuevo que aplaude con entrega aunque tenga oídos de morsa, porque aquí lo que importa no es la melomanía. Esto va más de la empatía.