El cine sonoro llega a las Rías Baixas

Jorge Lamas Dono
jorge lamas VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

P.CHAPELA

En marzo de 1930 se proyectó la primera producción cantada en el Tamberlick de Vigo. Ese mismo año también llegó la novedad al Teatro Principal de Pontevedra y, posteriormente, a Vilagarcía

16 mar 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

El crepúsculo de los dioses mudos se produjo en Vigo el 14 de marzo de 1930, a las siete y media de la tarde. A esa hora, el cine Tamberlick, perteneciente a la poderosa empresa de Isaac Fraga, proyectaba El loco cantor (The jazz singer), la primera película con diálogos sonoros que se podía ver en toda Galicia. Las peripecias de Al Jolson causaron aglomeraciones en la calle de Eduardo Iglesias, y el empresario cinematográ?co ?etó tranvías especiales a Baiona para que la población más alejada de Vigo tuviera facilidades para acercarse a su cine.

José Antonio Martín Curty, en su libro Cines de Vigo, explica como Isaac Fraga supo ver el futuro en su apuesta por el cine sonoro, y que viajó a Londres para obtener los medios técnicos necesarios para realizar aquel tipo de proyecciones. La película dirigida por Alan Crosland empleaba un sistema sonoro denominado «vitaphone», basado en la grabación del sonido sobre un disco. «Ya no podríamos ver sin fatiga una película muda», escribía un periodista tras ver la película.

Sin embargo, el resto de los cines de la ciudad de Vigo siguieron proyectando durante mucho tiempo las películas mudas, con sus grandes estrellas todavía ajenas al declive que les esperaba. Algunas salas, para contrarrestar, contrataba a pequeñas orquestas para interpretar en directo las partituras originales de las grandes producciones norteamericanas. Isaac Fraga repitió la experiencia en el Teatro Principal de Santiago de Compostela al mes siguiente, con un nuevo éxito de público. En junio, el cine sonoro llegaba a A Coruña y en octubre de ese mismo año era recibido en la ciudad de Pontevedra.

Fue un lunes. El 6 de octubre de 1930, los habitantes de la capital provincial acudían en masa al Principal para ver La muchacha de la calle, interpretada por Betty Compson. En la publicidad de la sala de exhibición, también propiedad de Isaac Fraga, se decía que la actriz protagonista se mostraba como «una formidable violinista»

El espíritu emprendedor del empresario gallego le llevó a propagar el cine sonoro por toda Galicia. Su apuesta por Pontevedra ya había comenzado al poco de ver el gran éxito alcanzado en Vigo. En abril de 1930 ya comenzó los preparativos para dotar de sonoridad el Principal.

A Vilagarcía llegó un poco más tarde la voz de los actores. No está muy claro si la primera película fue La ley del harem, de José Mogica, o si se trató de El Congreso se divierte, pero sí parece que se proyectó en el Teatro Villagarcía. También es seguro que congregó a multitud de espectadores durante el mes de su exhibición.

Primera vez

Años atrás quedaba la llegada del séptimo arte a Galicia. La segunda ciudad que exhibió películas de los hermano Lumière fue Pontevedra, poco antes que Vigo. De hecho, Martín Curty mantiene que los promotores portugueses Cesar Marques y Alexandre de Azevedo programaron iniciar su gira en Vigo, pero el Tamberlick estaba ocupado. Entonces, este era el único teatro existente en la ciudad de Vigo. Así que el 17 de abril de 1897, el Principal, que entonces tendía otro nombre, proyectó varios cuadros, que era como se llamaban a las pequeñas películas de un minuto de duración. Estas imágenes, sin un argumento inventado ni la participación de actores encarnando personajes, era acompañada por música en directo de algún instrumentista.

El 27 de abril, el cine llega al Cine Tamberlick de Vigo. En aquella primera sesión, los asistentes vivieron un escena paralela al mundo del cine, el fundido de una cámara, con el consiguiente pataleo del público. Los cuadros que más gustaron a los vigueses fueron los titulados El duelo a muerte, Llegada de un tren y Carga de la caballería. Alternando con la presentación de los cuadros, actuaron «los notables concertistas de bandurria y guitarra» miss Zaida y el señor Asensio, «interpretando con admirable maestría escogidos números de música que fueron muy aplaudidos».

A lo largo de los once días que estuvieron en Vigo, los promotores portugueses mostraron una cuarentena de películas, entre los que había viajes, naturaleza, primeros esbozos de guiones o el considerado primer título cómico de la historia del cine, Jardinero sorprendido. En los primeros días, el público pedía la repetición de determinado cortometraje, siendo atendidos por los empresarios portugueses. Aunque Marques y Azevedo tenían apalabrada su presencia a partir del 10 de mayo en la ciudad de Tui, deciden prolongar por un día las proyecciones en Vigo. A modo de homenaje a todos los asistentes a su espectáculo, los exhibidores realizan el último día una selección de los títulos más aplaudidos por los vigueses. Fue un nuevo éxito.