El túnel de la Porta do Sol recuerda que una vez hubo tranvías en Vigo

Jorge Lamas Dono
jorge lamas VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Oscar Vázquez

Los raíles no fueron eliminados porque ayudaban a mantener la consistencia de las calles

10 mar 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Aunque para muchos vigueses sea algo ajeno a sus intereses, la historia de Vigo florece cada vez que alguien rasca en el suelo. Si se excava mucho pueden aparecen niveles muy antiguos, como los numerosos restos de época romana que salpican la ciudad. Incluso, si se excava más de la cuenta puede llevarnos el o la arqueóloga de turno a la prehistoria, como fue el caso del bosque prehistórico de Rosalía de Castro.

Pero, también si se apura el arañazo aparecen vestigios de épocas recientes. Es lo que está ocurriendo en las obras de construcción del polémico túnel que comunicará la calle Policarpo Sanz con el Paseo de Alfonso, o, más allá, como diría el famoso juguete.

El pasado reclama nuestra atención en ese punto con la acusadora forma de raíl de tranvía. Hace algo más de 51 años que este metal dejó de cumplir la misión para la que fue elaborado, pero ahí sigue, y, de vez en cuando, asoma la cabeza para recordar cómo fue el sistema de transporte público en Vigo durante 55 años.

En el dinámico Vigo de comienzos del siglo XX, un grupo de empresarios vio en el tranvía el medio adecuado para cubrir las grandes distancias que la ciudad iba proponiendo, e incluso atreverse a cumplir con un destino metropolitano.

Tranvías Eléctricos de Vigo puso en marcha en agosto de 1914 las seis primeras líneas, que fueron ampliándose a medida que las necesidades crecían. Y medraron tanto que alcanzaron a poblaciones alejadas como Baiona y O Porriño. Aquel medio de transporte daba un aire europeo a la ciudad, que se fue acostumbrando al rechinar de sus frenadas cuando descendía por alguna de sus cuestas.

Sin embargo, llegaron los años sesenta y el todo monte es orégano. No solo la arquitectura y el urbanismo sufrieron el azote de la falta de escrúpulos y, por qué no, la ausencia de decoro estético. Así, un alcalde, al que otro alcalde quiere superar, acabó con el tranvía y dio paso al autobús. Fue a comienzos de 1969 cuando los vigueses comenzaron a identificar Vitrasa con autobús urbano, y los antiguos tranvías comenzaron a pudrirse impunemente en Coia.

Sin embargo, el dedo acusador siempre ha estado ahí, justo debajo del asfalto por el que seguíamos conduciendo. Incluso, seguía prestando servicio; no eran retirados los raíles porque aguantaban muy bien el terreno. Ahora, sin embargo, ya comenzaron a retirarlos en todas las calles que se levantan. Es lo que tienen las humanizaciones.