Muy lejos de que todo Vigo sea central

Antón Lois AMIGOS DA TERRA VIGO@TIERRA.ORG

VIGO CIUDAD

MARIA G.CID

Alto índice de coches, poca energía verde y la pérdida de masa forestal restan puntos

03 feb 2020 . Actualizado a las 09:42 h.

No permitamos que la realidad nos fastidie una excelente noticia, y menos toda una batería de excelentes noticias como las que esta semana brindaba el alcalde de Vigo a propósito de la iniciativa estatal (en realidad una traslación de la normativa europea) para implementar zonas urbanas de bajas emisiones de carbono. Lo que vendría siendo, en nuestro caso, el «Vigo central», término que se popularizó a raíz del proyecto madrileño. Informaba el regidor que en Vigo dicha medida no sería aplicable puesto que la ciudad, toda ella, ya es una zona de bajas emisiones por lo que «todo Vigo es un Vigo central». Estamos en vanguardia. Tenemos además una extensa red de carriles bici. Somos pioneros. Y por si fuera poco, la ciudad es un referente en la movilidad con vehículos eléctricos. Todos los municipios nos toman como referente. Anotemos que, además, la energía eléctrica que consume la red municipal, ya que hablamos de movilidad, las rampas, ascensores y escaleras mecánicas, ya es verde, lo que se traduce en emisiones cero. Somos el modelo a imitar. Al final, si vamos sumando todo, resulta que Vigo no solamente ya no emite CO2 sino que poco le falta para ser un sumidero neto de los gases responsables de la emergencia climática. Los árboles de Vigo enferman por falta de CO2 que absorber y, claro, agonizan y no queda otra alternativa que cortarlos o trasladarlos a algún sitio que tengan un poquito de contaminación. Es todo tan bonito que hoy solo corresponde felicitar al Concello y felicitarnos por la fortuna que supone vivir aquí. Deberíamos añadir otro privilegio: en Vigo no necesitamos literatura ni pintura para vivir el realismo mágico. Nos basta salir a la calle.

En la realidad paralela suceden otras cosas. El parque móvil de Vigo supera los 200.000 vehículos, lo que supone 1,5 coches por cada vecino, el mayor porcentaje de todas las ciudades del país, y se cobran sus víctimas directas, pues la cifra de atropellos en Vigo es la más alta de Galicia. Las otras víctimas son indirectas: las emisiones de CO2 generadas por el tráfico superan las 600.000 toneladas anuales, más de dos por habitante. Frente a esto, el parque de vehículos eléctricos no llega al 0,6 %. La red de carriles bici, en realidad de momento un solo trazado, está todavía mayoritariamente en proyecto y somos de las últimas ciudades en incorporarlo.

La normativa europea, que ya empieza aplicarse, exigirá eliminar el tráfico del centro de las ciudades. No meterlo por túneles, sino eliminarlo (y esto ya lo sabíamos antes de poner la primera piedra de un nuevo túnel en Porta do Sol).

El actual suministrador de electricidad del Concello declara que, de origen verde, su cuota de mercado es solamente un 2,1 %, frente al 17,4% no renovable. La pérdida de masa forestal urbana sigue incrementándose por el proceso sistemático de talar árboles de gran porte y, más de dos años después de las promesas, nada se sabe del cinturón verde que sigue en estudio.

Seguramente existe una explicación que pueda clarificar esta aparente contradicción entre lo que nos cuentan y lo que reflejan los datos oficiales. En espera de dicha explicación, preferimos quedarnos con lo que nos cuentan. Es, con diferencia, mucho más bonito. Y si podemos elegir, nos quedamos sin duda con el Vigo que nos cuentan. Como decíamos al principio, no permitamos que la realidad nos fastidie toda una batería de excelentes noticias.

Hay 1,5 vehículos por cada vecino, el mayor porcentaje de todas las ciudades del país