Un viaje a Japón que Ana y Álvaro hicieron hace unos años también marcó bastante su interés por un material que allí aprecian mucho. «Yo a veces le digo a los clientes: ‘toca este papel, qué suave’. Y me miran como pensando que estoy loca», ríe. «Traemos, por ejemplo, marcas japonesas de un tipo de papel muy especial, marcas coreanas con la encuadernación cosida, que generalmente no se ven. Ellos tienen centros comerciales de cuatro plantas dedicados solo a eso, algo que aquí sería impensable», explica.
Sevilla está acostumbrada ya a que la gente entre en su local preguntado por artículos del sector (que no son pocos) y pongan cara de sorpresa porque no tiene lo que todo el mundo. «No tenemos paquetes de folios, no hacemos fotocopias, no vendemos mochilas escolares», son noes que forman parte de la larga lista de Panda Bohème. A cambio, otros síes como estuches y clips bonitos, cuadernos de caligrafía o las libretas para zurdos de Imborrable. La arquitecta razona que a los no devotos les parece todo igual: «¿Son todo libretas? ¿Solo tenéis libretas?», preguntan asombrados. Pero cada una es un mundo por el tipo de papel, para dibujar, para seguir un diario, para hacer un regalo, agendas sin fecha para que montarse el año por libre o dietarios como el Traveler’s Notebook de Midori, que permite al viajero hacerse su propio cuaderno para dibujar y escribir, con cubierta de piel teñida con tintes vegetales. Una mesa está ocupada por cuadernos dedicados a la planificación personal, en sus múltiples variantes Ana reconoce que no es muy organizada «pero es uno de mis objetivos de este año». Por eso entre cliente y cliente lee El método Bullet Journal, un best seller sobre gestión del tiempo para poner orden al escaso tiempo que la vida moderna nos deja.