Investigan a siete niños de Vigo por hacer la güija en casa de un vecino y rajar sofás y mesas

e. v. pita VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

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Los menores, de entre 8 y 13 años, hicieron la sesión de espiritismo tras grabar un círculo y quemaron fotos viejas

10 ene 2020 . Actualizado a las 18:52 h.

Querían vivir una noche de aventuras y terror y acabarán sentados ante la Fiscalía de Menores por vandalismo. El dueño de una casa de veraneo de Vigo acaba de presentar una denuncia en los juzgados por los daños ocasionados por siete menores, con edades comprendidas entre los 8 y los 13 años, que hicieron una sesión de espiritismo en su vivienda. Supuestamente, los niños se colaron en el chalé para hacer una güija y destrozaron el mobiliario y recuerdos personales del propietario, que valoró los daños en varios miles de euros.

La policía, tras interrogar a uno de los menores sospechosos, logró identificar al resto de los implicados y hablar con sus padres. Tendrán que comparecer ante la Fiscalía de Menores de Pontevedra, aunque por su corta edad previsiblemente, si son declarados culpables, recibirán un buen sermón en el despacho pero sin ser internados. Respecto al pago de las indemnizaciones, los responsables civiles serían los padres.

Todo empezó cuando los siete niños se colaron en la casa de un vecino que estaba vacía pero no abandonada. El propietario solo la usa en verano. Una vez dentro corrieron las cortinas para que las luces encendidas no delatasen la presencia de intrusos.

Luego, usaron un punzón para grabar un círculo mágico en una mesa de madera del salón e iniciaron una sesión de espiritismo mediante una güija. Se trata de un tablero con un alfabeto y números con el que supuestamente los participantes establecen contacto con los espíritus y hacen consultas y preguntas. Los participantes confían en que los muertos les respondan desde ultratumba con golpecitos o moviendo objetos.

La noche no acabó ahí. Los intrusos también rajaron un sofá de la vivienda, quemaron fotos antiguas de los residentes y causaron otros desperfectos.

Tras recibir la denuncia de los propietarios, la policía tiró del hilo hasta identificar uno a uno a los integrantes de la pandilla. Sorprendió la corta edad de los implicados, siendo el menor de 8 años. El perfil sería el de un preadolescente de familia de clase media-alta que aprovechó la ausencia de sus padres en sus días libres escolares para hacer travesuras. También se está investigando si los de más edad ingirieron algún tipo de droga, un fenómeno inusual a estas edades y que preocupa mucho en Vigo.