«Bouzas abandoada» señaliza los puntos negros del barrio

Luis Carlos Llera Llorente
luis carlos llera VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Oscar vázquez

El movimiento vecinal volvió a colocar ayer carteles y triángulos de peligro después de que se los retirasen de las vía pública

07 dic 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

A veces las luces son tan intensas que ciegan a viandantes como los turistas que estaban ayer alojados en viviendas de alquiler en Bouzas y se dirigían a paso firme hacia la parada del bus para desplazarse al centro de Vigo. «Hoy tenemos al Papa Noel en...», comentaba al progenitor a sus hijos. La familia pasaba de largo por el paseo marítimo de Bouza sin reparar en un nutrido grupo de personas y mascotas que estaban acantonadas junto al paseo de maderas que está cerrado al público a lo largo de varios centenares de metros. Los congregados junto a la valla, que impide acceder a las maderas, son miembros y simpatizantes del movimiento ciudadano «Bouzas abandoada». Ayer, Día de la Constitución, habían madrugado para reivindicar sus derechos como ciudadanos que pagan sus impuestos y colocaban carteles y triángulos semejantes a las señales de tráfico de peligro. Dentro del triángulo, la leyenda: «Bouzas abandoada».

Entre los símbolos que pusieron figura un cartel con un calendario: 468 días. «Son los que lleva el paseo cortado», explican Miguel y Paz, dos integrantes del colectivo. Otro de los carteles rezaba: «Os libros, as mentes, os paraugas e os paseo só serven abertos». «Somos un movemento veciñal que aflora en Bouzas dun xeito espontáneo, cansos da pasividade e inacción das administracións para con Bouzas», explican sus precursores, que pusieron en marcha la iniciativa en el verano pasado. La idea surgió entre grupos de personas, en su mayoría mujeres, que coincidían a primera hora de la mañana paseando con su mascotas por el paseo marítimo caminando o corriendo.

En julio, el movimiento ciudadano empezó la protesta del paseo con pegada de carteles. «Fueron censurados y volvimos a poner más y más», recuerdan. También elaboraron un manifiesto que se presentó en el registro del Concello y colocaron el cartel contador con los días que lleva la zona vallada.

Los vecinos señalan que el problema continúa y se agravó en las últimas semanas ya que se ha cortado un tramo más de paseo en el borde exterior del relleno que alberga el campo de fútbol Baltasar Pujales y los terrenos de Zona Franca. Esta obra se hizo en los años 90 y en los últimos tiempos ha originado disgustos entre el vecindario ya que se han producido varias caídas graves. Por este motivo una gran parte de este paseo de madera cuyo mantenimiento corresponde al Concello está cortado. Los dimes y diretes entre el Puerto y el Concello han hecho que la zona siga descuidada. El gobierno municipal ha prometido que va a arreglarla pero todavía no se ha empezado el proyecto.

Redes sociales

Los vecinos han creado su propia página de Facebook para denunciar en ella los lugares que presentan deficiencias. Desde el colectivo dejan claro que no van en contra de ninguna administración en concreto. De hecho, hay carteles colocados delante del paseo, cuyo mantenimiento es responsabilidad del Ayuntamiento, pero también los hay delante de terrenos del Puerto o la Xunta.

El pasado día 24 hubo una pegada masiva sobre el abandono pero el día 3 «volvió la censura y han retirado los carteles. No sabemos quién ha sido, pero el caso es que han desaparecido». Los carteles están confeccionados a mano. Algunos están fabricados con hule que se ha plastificado por encima tras colocar el triángulo de advertencia con la leyenda: Abandono. «Cada pancarta de estas nos sale a unos treinta euros por el material que empleamos, sin contar el tiempo que necesitamos», señalan las mujeres que las han confeccionado. En total han hecho 60 carteles y pancartas.

Una de las vecinas, Ana, señala que «en algunos puntos Bouzas es un desastre. Faltan, por ejemplo accesos, desde el club de kayak para que los niños puedan manejar bien las embarcaciones. En otros puntos hay losetas sueltas, edificios en ruinas y solares vacíos donde campa la maleza. En la alameda se encuentran varias fincas abandonadas que también se hallan en la parte trasera de algunos edificios. Son lugares llenos de ratas y bichos por falta de mantenimiento adecuado.

Los integrantes del colectivo dicen que quieren «facer e vivir barrio, espazos habitables, relacionais e non una imaxen ficticia de barrio maquillado alonxado do seu carácter de vila histórica e mariñeira». La antigua villa celebra sus propias fiestas con gran participación vecinal y lucha ahora por ser un barrio con personalidad propia.