Por un Vigo mellor

Eduardo Rolland
Eduardo Rolland LA BUJÍA

VIGO CIUDAD

29 nov 2019 . Actualizado a las 11:51 h.

Se va un personaje capital en la reciente historia de esta ciudad. Su alcaldía pilotó la entrada en la democracia y logró un récord que, hasta la aparición del fenómeno encarnado en Caballero, parecía inalcanzable: doce años en el sillón de la Praza do Rei. De sus mandatos, quedan luces y sombras. Logros y decisiones criticadas. Sería injusto recordarlo por las americanas extravagantes o su pasión por aquello que, en el final del felipismo, se llamó la beautiful people. Soto fue mucho más. Y no podemos olvidar su trabajo por cohesionar el Vigo urbano con el rural, donde llevó el saneamiento e infraestructuras socioculturales y deportivas que le dieron muchos votos. También, porque dejó su impronta en la ciudad con obras tan importantes como los túneles de las plazas de América y de España. O con monumentos que hoy son icónicos como el Sireno, los caballos de Oliveira o la Porta do Atlántico.

De Soto recordamos también su lema Por un Vigo mellor. En galego. Lo rotuló en cada banco, en cada canasta de baloncesto, en cada marquesina del autobús. Ideó la frase él mismo, como contó en entrevista hace unos años. «La felicidad cotidiana está en las cosas pequeñas, en las pequeñas decisiones: un banco, un columpio, una cancha de baloncesto, una portería de fútbol... eso hace más felices a los ciudadanos que todas las grandes obras, museos y auditorios», decía. Fue un gran animal político. Y podríamos criticarlo por muchas decisiones, pero nunca negaremos que sabía ser encantador. ¡Que la tierra te sea leve, compañeiro!