Ana Curra «Me he vuelto más bruja con el tiempo»

Javier Becerra
javier becerra REDACCIÓN / LA VOZ

VIGO CIUDAD

ANA CURRA
ANA CURRA ERNESTO GIMÉNEZ

Mito de la movida y excomponente de Parálisis Permanente y Pegamoides, está girando en Galicia. Esta noche actúa en A Coruña

23 nov 2019 . Actualizado a las 12:59 h.

El nuevo epé de Ana Curra se titula Huaca. El término, según la artista, «puede ser una cueva, una tumba o un lugar de poder donde se invoca a los dioses antiguos y te pones en contacto con tu ser más interno», explica. Ayer lo presentaba en Vigo dentro del Super Bock Under Fest, y hoy llega el turno de A Coruña (Garufa, 22.00 horas, 20/23 euros).

-¿Atrapada en lo oscuro?

-Siempre. Hay que conectar con esa parte que está ahí, a nuestra sombra, que nos cuesta descubrir, precisamente para iluminarnos.

-¿La atracción por lo oscuro no se cura con el tiempo?

-[Risas]. La vas a acrecentando. Antes lo hacía de una manera intuitiva: salía toda esta tendencia por las sombras, por los muertos, lo antiguo y lo esotérico; ahora me sale de una manera consciente. Lo he interiorizado más, y me he vuelto más bruja con el tiempo [risas].

-Viéndola en directo parece que hay algo de ceremonial.

-Para mí cada directo viene a ser una ceremonia, invocando todo esto que tenemos ancestralmente. Yo lo vivo así, como algo muy fiero y salvaje, que apela a todo nuestro ser, a la sexualidad, a lo visceral, a la libertad y la revolución. Todo lo que marca mi personalidad

-El rock and roll surgió así. ¿Intenta reivindicarlo?

-Sí, miro a la esencia del rock y del punk. Por edad ha sido el vehículo en el que me desarrollé. Se me ha ido acrecentando también.

-Muchos dicen que el rock se agota. En sus conciertos, sin embargo, uno puede sentir la chispa juvenil de meterse en ese sitio que da vértigo pero que ejerce una fuerza atractiva total.

-Me gusta cómo lo describes. Ese es el lugar, el que el camino marcado nos dice que no, que son problemas, que es transgresión y cruzar límites, siendo más cómodo lo otro. Pero hay una parte nuestra que es esa, que lucha por ser libre y reconocerse tal cual es, con todo lo que llevamos dentro. Para mí eso es el rock, lo que me divierte, con lo que me siento cómoda y lo que necesito. Es ese espíritu. Lo intento mantener, pero no con mucho esfuerzo. Tengo un momento vital que me lo permite. Y es lo que me está saliendo. No es una postura premeditada.

-¿La muerte es el motor de la vida?

-Convive con nosotros. De jovencita la viví de cerca. A mis muertos los convoco en los conciertos. Lo celebro con ellos y luego los despido.

-¿Y el sexo?

-Y el sexo es esa parte de libertad y romper tabúes. Es algo muy mío. Sobre todo en El acto, de Parálisis Permanente. En la época en la que salimos tuvimos que derribar muchos tabúes por nuestra educación. Es algo absolutamente normal, que forma parte de esa reivindicación del rock, pero como persona y como necesidad 

 -Aquello era una revolución más que una reivindicación. En su contexto fue una bomba. 

 -Sigue siendo de absoluta actualidad. El sexo, el deseo y la muerte son tres cosas que están entre nosotros y nunca van a pasar de moda. Esa es una de las razones por las que El acto está absolutamente vigente 

-Escuchando a Parálisis Permanente en 2019 sorprende lo vigentes que suenen. ¿A dónde podría haber llegado el grupo de no haber ocurrido la tragedia de la muerte de Eduardo Benavente?

 -No sé. Lo cierto es que Eduardo y yo teníamos una complicidad total a la hora de componer y creo que podríamos ir muy lejos. Formábamos un tándem perfecto, creo yo. Su voracidad por la música y sus ganas de aprender darían para mucho. Pero nunca lo podremos saber.