El alcalde de Vigo cuestiona la capacidad de atracción de la Ruta Xacobea y Bugallo le para los pies
21 nov 2019 . Actualizado a las 12:49 h.Da lo mismo, Abel Caballero es capaz de retar con sus leds a alcaldes de grandes ciudades del mundo que es posible que no sepan dónde está Vigo y al mismo tiempo meterse con el motor diésel que lleva tirando de las estadísticas turísticas de Galicia desde la reinvención del Xacobeo en 1993. Las luces de Navidad que va a inaugurar este sábado parece que funcionan con una dinamo que se alimenta a su vez del roce que aviva el propio Caballero en cada ocasión que promueve su ciudad, aunque esta vez se ha encontrado con un alcalde que sí sabe dónde queda García Barbón, que da por buena la «estratexia» de su compañero de partido, pero que no está dispuesto a que una iniciativa local de otra ciudad gallega base su éxito en el ninguneo de un fenómeno universal «serio» como es el Camino de Santiago.
La idea peregrina la ha recuperado Caballero a partir de una reciente conversación con el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, quien al parecer le aseguró que la Navidad de Vigo ya estaba moviendo a Galicia a más convecinos que la propia Ruta Xacobea, una conversación que el regidor desveló a nivel local, pero que volvió a repetir ya como propia en la promoción que realizó esta misma semana en Madrid. Allí, dio por ganado su órdago lumínico al alcalde Martínez-Almeida sin abandonar el aire sarcástico que le acompaña siempre en sus declaraciones sobre este asunto. «Hay más gente que acude a la Navidad de Vigo que al Camino de Santiago», sentenció Caballero en la capital de España ante los medios de comunicación, a los que garantizó que los 800.000 euros de inversión del Concello retornan a la ciudad multiplicados exponencialmente.
El Camino y Santiago, otra liga
Es una verdad como una catedral que hay decenas de viajes programados y reservas hoteleras por las nubes -hasta 500 euros por habitación-, pero su homólogo compostelano ha preferido desmarcarse con elegancia, aportando datos, por si alguien se quedaba con el mensaje. «Non estamos na mesma liga», valoró este lunes Sánchez Bugallo, adquiriendo también un tono relajado y sin ánimo de polemizar más de la cuenta. Se refería, claro, a que Santiago y la Ruta Xacobea juegan en una categoría superior y que además está pasando por su mejor momento tras 1.200 años de historia frente a un «fenómeno puntual». Sin abundar en la «estratexia provocativa» de su colega, el socialista sí se detuvo a analizar el profundo impacto que genera el Camino más allá de Santiago, y puso ejemplos: Vigo llena sus hoteles unos cuantos fines de semana de Navidad, mientras que solo en la Costa da Morte, que es la última comarca que ha notado los beneficios jacobeos, el Camino ya generó la apertura de 130 establecimientos hosteleros. Por no hablar del récord creciente de peregrinos que en un número superior a 300.000 llegan a Santiago a lo largo de todo el año y sin contar a los miles de caminantes que no certifican su presencia en tramos de las diferentes rutas, tanto en Galicia como España. Y le faltó otro dato a Bugallo: harían falta otros quince autobuses cántabros para igualar los cerca de 800 peregrinos que llegaron a Santiago el año pasado desde Cantabria, una de las comunidades que, es cierto, menos aporta a las exitosas estadísticas del Camino.
Trasfondo político
Bugallo, que espera recibir en el próximo año santo a diez millones de visitantes, ha frenado en esa cifra objetiva su defensa de la Ruta Xacobea porque sospecha que esa guerra de Caballero no es la suya y que, de persistir, podría convertirse en el abogado de oficio de la Xunta. Detrás del chascarrillo navideño y de la desmesura contra el Camino hay una marejada que tiene que ver con otra estrategia de confrontación que Caballero emprendió tras conocer los presupuestos autonómicos para el próximo año: «El Xacobeo es Santiago y en Galicia hay más que el Camino», afirmó tras certificar en octubre el incremento de las partidas para el Xacobeo 2021 y lo que él considera un agravio con una ciudad que se prepara para brillar ajena a las trifulcas políticas.
