Así acabó una limpiadora de hogar como esclava sexual en Vigo

E. V. Pita VIGO

VIGO CIUDAD

Oscar Vazquez

Un nuevo registro aporta nuevas claves a la investigación del piso desde el que se arrojó el hombre detenido en Vigo tras ser investigado por presuntamente obligar a su empleada a trabajar en tanga y en camiseta. Su mujer sigue arrestada. La víctima, en una casa de acogida

19 oct 2019 . Actualizado a las 09:31 h.

«Hace dos semanas fui en ascensor con una chica sudamericana que estaba llorando. Subía y bajaba del noveno. Me impresionó mucho verla llorar», dice una vecina del número 190 de la avenida de Castrelos. Quizás es de las pocas personas que sabía que el matrimonio del noveno tenía una asistenta del hogar pero ignoraba que la joven estaba retenida y era obligada a servir y limpiar en camiseta y tanga y le tomaban imágenes íntimas. Actualmente, el juzgado investiga a la esposa (pues el marido ha muerto durante el registro policial, tras tirarse por la ventana) por un delito de abuso y agresión sexual y por detención ilegal.

La Policía sospecha que el matrimonio grabó a la víctima y difundieron sus imágenes por Internet. Analizarán el material informático hallado. Se ha descartado que haya en este caso haya un delito de trata de seres humanos porque la víctima, de origen sudamericano, ya estaba en España, de forma irregular, cuando contestó a un anuncio de la pareja que buscaba una interna para hacer las labores del hogar pero acabó encerrada como esclava sexual para la pareja. Ni siquiera los vecinos más próximos sabían que el matrimonio del noveno tenía asistenta.

La vecina que la vio llorar pudo ser la única testigo de la fuga de la joven encerrada: esta salió a la calle en un despiste hace 23 días y escapó a pedir ayuda. Ahora vive en una casa de acogida de mujeres y, hace tres días, fue a la comisaría a denunciar que la tenían retenida por motivos sexuales en el piso de Castrelos. La prueba es que allí seguía su ropa.

Los agentes de la brigada de Extranjería oyeron varias veces la rocambolesca versión de la denunciante, la cual tenía miedo porque carecía de papeles, pero se convencieron de que la historia era verosímil. Una comisión judicial entró el jueves en la casa y el marido, esposado, iba de una habitación a otra, echó a correr y se tiró por la ventana. Pilló de improviso a todos. Cayó en un patio, acolchado, a la altura de un primero y los sanitarios del 061 le cortaron toda la ropa para taponarle sus hemorragias pero falleció.

La Policía se pregunta qué secretos esconden sus ordenadores para impulsar al hombre a arrojarse al vacío. Su esposa sufrió un ataque de nervios y está hospitalizada y bajo vigilancia policial.

La comisión judicial del Juzgado de Instrucción Número 1 de Vigo volvió este viernes al mediodía al piso para terminar el registro interrumpido. La esposa detenida pasará este sábado por la mañana a declarar ante la jueza de guardia.

La familia que contrató a la interna tenía una hija de 5 años y fingía hacer vida normal

A los vecinos les sorprende que el matrimonio tuviese contratada a una interna porque aparentaban una vida humilde de trabajadores precarios que residían en este piso de alquiler, frente al parque de Castrelos, desde hace tres o cinco años. Vestían sin ostentación y saludaban educadamente en el ascensor a los otros residentes sin mayores comentarios. En el buzón ni siquiera habían puesto sus nombres.

Ella (la ahora detenida) es una colombiana de 46 años que se ofrecía para trabajar de asistenta del hogar a vecinas viudas. Él, diez años menor, alto y corpulento, se ausentaba por temporadas, según contaba la mujer, para trabajar en obras de construcción en Asturias. Era español, con un deje sudamericano. En la panadería recuerdan que él iba a última hora de la tarde a hacer la compra. Nadie imaginaba lo que sucedía detrás de esas paredes. Algunos vecinos dicen que la policía requisó vídeos con imágenes de esos actos de violencia sexual así como drogas.

Descartan una red internacional

La Policía no tiene claro que haya una red internacional de prostitución detrás, pero sigue investigando en busca de más pistas. La tesis principal es que se trata de un caso aislado y que, esta vez, no funcionaba una trama de explotación sexual que reclutaba a mujeres sudamericanas y las traía a España con falsas ofertas de trabajo como empleadas del hogar. Pero el insólito sistema descubierto en el piso de Vigo se parece: una vez en España, los reclutadores retienen y obligan a las víctimas a ejercer la prostitución para saldar la deuda del viaje, de unos miles de euros.

En este caso, la diferencia está en que la víctima ya estaba en España y contestó a un anuncio sin sospechar que la encerrarían y la obligarían a hacer el papel de asistenta del hogar erótica, donde servía semidesnudas y con tanga y camiseta. Es posible que les grabasen imágenes indiscretas y las difundiesen por Internet incurriendo en un delito de revelación de secretos. La Policía ha requisado numeroso material informático de un ordenador y lo está analizando en busca de pruebas.

El método de reclutamiento en la prostitución que llega a Vigo es ya un clásico: en un pueblo de Sudamérica, preferentemente de Colombia, una mujer convence a las jóvenes vecinas para viajar a España para trabajar como asistentas del hogar o en la hostelería, aunque en el fondo se oculta una trama de prostitución. El viaje con visado de turista cuesta varios miles de euros, deuda que debe devolver la víctima de inmediato. A todo ello se suma que le retienen el pasaporte en un país extranjero en el que no tiene papeles ni residencia, por lo que se siente vulnerable. Si alguna víctima escapa, tiene miedo de acudir a la policía al creer que es tan corrupta con en sus propios países de origen.