«En mi país los médicos de cabecera tienen más tiempo»

Ángel Paniagua Pérez
Ángel Paniagua VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Katrien Danthieux, Yanica Vella, Rita Margarido y Katy Horder, ante la mirada de Sara Correia. Ó. VÁZQUEZ
Katrien Danthieux, Yanica Vella, Rita Margarido y Katy Horder, ante la mirada de Sara Correia. Ó. VÁZQUEZ Oscar Vázquez

Cuatro médicas de familia jóvenes de otros lugares hace un intercambio en Vigo y explican qué diferencias han visto

17 oct 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

En lo que tiene que ver con el sistema sanitario, no hay dos países iguales. Esta afirmación sirve para el conjunto del sistema, pero es particularmente cierta en atención primaria. Ahí las diferencias son abismales: hay países con copagos, otros sin pediatría, otros que no admiten a pacientes sin cita... Para conocer las diferencias entre los sistemas, cuatro médicas jóvenes están haciendo una estancia de tres días en centros de salud de Vigo, pasando consulta con un residente mayor o bien con un adjunto.

La organizadora del intercambio es Sara Correia, una médica portuguesa, que dejó Viana do Castelo para estudiar la carrera en Santiago y que completa su último año de residencia de medicina familiar y comunitaria en el centro de Teis. Correia es la coordinadora en el norte de España de la red Vasco da Gama, un movimiento europeo que agrupa a médicos que están haciendo la residencia de medicina de familia o bien que están en los primeros cinco años posteriores a la residencia.

Ella misma hizo un intercambio en Francia en el año 2017. «En Estrasburgo fue donde aprendí a apreciar este sistema», asegura, destacando sobre todo dos de las piedras angulares de la sanidad española: la gratuidad y la disponibilidad total, de 24 horas. En Francia encontró muchas diferencias con España. Para empezar, hay copago. Para seguir, carecen de algo que para los médicos de familia es esencial: «No hay una relación médico-paciente como la de aquí». Porque, dice, allí existen clínicas a las que puede ir cualquier ciudadano, pero no tiene un médico fijo asignado. La población suele acudir al que tiene más cerca de casa, pero no hay un compromiso. «Si te gusta, repites». Pero no es todo peor: «Las agendas están mejor organizadas allí», dice.

Katy Horder es de Cambridge (Reino Unido) y ha estado estos días en el centro de salud de Teis, con Sara. «Ambos sistemas -analiza, comparando el británico y el español- están ampliamente financiados por el Estado y afrontan desafíos que incluyen la alta demanda y las limitaciones presupuestarias». Pero también hay diferencias. En el Reino Unido, por ejemplo, no hay pediatras en atención primaria, de modo que los mismos médicos de familia ven adultos y niños. También tienen restricciones para prescribir algunos medicamentos. En los centros de salud británicos existe una jefatura fuerte que se hace cargo de cada ambulatorio, «que se gestiona como una empresa».

Además, la puntualidad británica no es solo un tópico: «Nuestro sistema de citas es muy estricto y no se permite que los pacientes lleguen sin cita con la expectativa de ser atendidos», explica. Es justo lo contrario de lo que ocurre aquí, donde los médicos de primaria se quejan, precisamente, de la sobredemanda, que se refiere a esos pacientes que van sin cita al médico. «Creo que es una diferencia cultural», apunta la doctora Horder, no sin cierta dosis de fina ironía inglesa.

A Katrien Danhieux, de Amberes (Bélgica), le ha tocado estar en el centro Taboada Leal, el que se ubica en el anexo del antiguo Hospital Xeral. «La mayor diferencia es que aquí el tiempo para una consulta es muy corto», dice. Echa de menos más minutos por paciente para preguntarle y para hacer recomendaciones que tengan que ver con su estilo de vida. «A veces es más fácil solo dar una medicación, pero no siempre es la mejor solución». En Bélgica, sin embargo, los médicos se ahogan en la burocracia. «No tenemos enfermeras y a veces tampoco administrativos», dice. A cambio, pueden hacer una prueba de laboratorio de urgencia y tener resultados el mismo día, lo cual les evita derivar enfermos a urgencias. Yanica Vella es médica residente en Malta. «El sistema en Galicia está muy organizado y permite la continuidad de los cuidados del paciente», opina. En Malta están ahora mismo implementando un sistema de atención primaria y empezando a digitalizar los datos. Galicia fue la comunidad pionera en la historia clínica electrónica, hace quince años, de modo que, tras su estancia en el ambulatorio de Sárdoma, se lleva muchas lecciones sobre esa cuestión concreta que quiere compartir con sus colegas y la idea de que el servicio gallego «es excelente».

También con el sistema informático se queda la portuguesa Ana Rita Margarido, de Oporto, que ha estado en el centro de salud de Matamá, así como con el hecho de que no haya copago, cosa que sí ocurre al otro lado de la frontera. Pero también echa de menos más tiempo: «En Portugal tenemos diez, quince o veinte minutos por consulta, mientras que aquí se tiene mucho menos», dice.