Julio Picatoste: «Estaría bien que la torre del Xeral se estrenase con más salas de la Audiencia»

E. V. PITA VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Oscar Vázquez

La profesión togada despidió ayer a este jurista que se jubila, pero que dará cinco conferencias por España en otoño

28 sep 2019 . Actualizado a las 13:38 h.

A veces era posible toparse con el magistrado Julio Picatoste (Betanzos, 1947) en el autobús de Vitrasa camino del juzgado. En la última semana, ya jubilado, fue con una maleta de ruedas a retirar sus libros de su despacho de la Sexta Sección de la Audiencia. Sus compañeros le despidieron ayer con una comida en el Pazo Los Escudos. «Es incumbencia de todos ser exigentes con nuestros gobernantes y reclamar de ellos una mayor dedicación y esfuerzo para mejorar la Administración de Justicia. La acción de gobierno no puede limitarse a una preocupación prioritaria por la urna y la hucha», reflexiona, convertido ya en un hombre de la calle.

—¿A qué se dedicará ahora?

—Aunque me jubilan en la profesión, la vocación no conoce de jubilaciones. Tengo proyectos que

se resumen en leer y escribir, tanto sobre temas jurídicos como de otra índole. De aquí a diciembre tengo concertadas ya cinco conferencias en Vigo, Madrid, Barcelona y acaban de llamarme para una mesa redonda en Santiago. Y seguiré, por otra parte, con la preparación de opositores a la carrera judicial. Entre eso y mis nietos, no me aburriré.

—¿Qué balance hace de la Justicia?

—Pues lamento ser pesimista. Hemos tenido avances, por supuesto, sobre todo en aspectos instrumentales o accesorios, pero no en aquellos sustanciales que en verdad definen el progreso de la justicia; ahí no veo mejoras tangibles y efectivas. Las quejas de hoy son las mismas de hace cuatro décadas: lentitud, ineficacia... Hay un esfuerzo serio por parte de los jueces que soportan una sobrecarga de trabajo considerable. Pero no es de recibo que traten de poner remedio a las carencias de la Administración de Justicia a costa de este sobreesfuerzo. La ratio de jueces por habitante es en España muy baja si se compara con la de otros países europeos. Por ello, hay una acumulación de asuntos sobre las espaldas de cada juez.

—¿Tan mal está la cosa?

—Hay órganos judiciales desbordados, muchos de ellos trabajan por encima del 150 % de las previsiones institucionales. Y no se pone remedio a esta grave situación, peor aún, no se advierte voluntad alguna de enmienda, con lo que puede decirse que el Consejo ha perdido el respeto a los jueces, y no ya por aquella desafortunada alusión de su presidente al palo y la zanahoria como forma de tratar a los jueces, sino porque tiene a estos como operarios judiciales a destajo.

—¿Se está quejando?

—No se trata ya de la queja por la pesadumbre de esa carga, sino de que ese yugo que los jueces soportan afecta a la calidad de la justicia y pone en riesgo el derecho a la tutela judicial efectiva. Son necesarios más tribunales. La cuestión es compleja, porque los jueces no se improvisan. Estamos pagando (y seguiremos pagando) la dejación y descuido con que se ha tratado a la justicia durante muchos años.

—¿Ve alguna solución?

—La corrección de este mal será cada vez más compleja; se necesitarán años. Para ello tiene que haber un concierto serio de voluntades y una política generosa de dotaciones presupuestarias. Pero, por favor, menos parches coyunturales. Hay que acometer una reforma profunda: la reorganización territorial, la dotación de medios adecuados y suficientes, una correcta selección de los jueces y una adecuada formación de los abogados.

—¿Qué dotaciones necesita Vigo?

—En relación con la sala civil de la Audiencia, en la que presté servicio, es evidente que son precisas dos Secciones para atender a esta jurisdicción. El hecho de que durante años se mantenga la actual sección asistida por un magistrado de refuerzo (y en otro tiempo por dos) pone de relieve que ello no responde a una situación coyuntural y pasajera, sino a una necesidad permanente por causa de un déficit estructural. Bien estaría que el nuevo edificio judicial [en la torre del Hospital Xeral] se estrenase con la creación de nuevas secciones.

—¿Esto gustará en Pontevedra?

—Sé que en Pontevedra esto no gusta, pues el crecimiento que Vigo impone terminaría por generar aquí tantas secciones como las radicadas en la capital, y eso allí no lo llevan bien. Pero desde el momento en que el legislador decidió (precipitadamente y sin verdadero acierto) crear secciones desplazadas en otras ciudades, no pueden ser ahora tratadas como un apéndice de complacencia ni descuidar las dotaciones que la nueva sede requiere en función de las necesidades de la ciudad. Esto se arreglaría con una nueva demarcación territorial.