Abre un piso para familias de fuera cuyos hijos con cáncer se tratan en Vigo

Ángel Paniagua Pérez
Ángel Paniagua VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Bicos de Papel

Un padre de Ourense dormía en una furgoneta por no poder pagar una pensión

27 sep 2019 . Actualizado a las 11:36 h.

El cáncer lo trastoca todo. Hace un par de años, una familia de Ourense acudía a tratar a su hijo al Hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo, que atiende toda la oncología infantil del sur de Galicia. La madre dormía con el chaval en la habitación del hospital. El padre tenía que quedarse a dormir en la furgoneta. «Es que no todas las familias tienen capacidad económica para pagarse una habitación en un hotel o en una pensión durante semanas», explica la presidenta de la oenegé Bicos de Papel, Natalia Dieste. La organización nació hace dos años de la unión de trece familias cuyos niños oncológicos se trataban en Vigo y compartían preocupaciones y problemas.

Desde aquel momento, casos como el de los padres ourensanos llevaron a los miembros de Bicos a pensar que sería bueno contar con un piso que permitiese a las familias de fuera quedarse a vivir temporalmente en el entorno del hospital para acompañar a sus hijos. Ahora, acaban de ponerlo en marcha.

Se trata de una vivienda de dos plantas, con cuatro habitaciones situada a tres minutos del Cunqueiro. Tiene capacidad para cuatro familias. Ahora mismo están todas ocupadas.

Normalmente, a los niños se les ponen los ciclos de quimioterapia cada tres semanas. Van al hospital de día pediátrico y en el mismo día ya les dan el alta. Pero eso no significa 21 días de completa libertad sanitaria. «Tienen que hacerse analíticas de control cada dos o tres días y es habitual que hagan picos de fiebre y que tengan que quedarse ingresados», detalla la presidenta de la organización. El piso de apoyo es para eso. Quizás una familia de Vigo puede irse a su casa, pero una de la provincia de Ourense no puede arriesgarse a marcharse de vuelta y que el chaval tenga un pico de fiebre a dos horas del hospital, porque necesitaría un ingreso urgente.

La necesidad era clara. Pero la manera de resolverla no era sencilla. Los acuerdos con hoteles, que existían, eran más caros que un alquiler. Y para alquilar no había pisos que hiciesen contratos inferiores a un año. De entrada, les parecía demasiado, porque no sabían si una vivienda estaría todo el año ocupada.

Por desgracia, la realidad demuestra que sí lo está. La necesidad impera. El año pasado, la unidad de oncología pediátrica del Cunqueiro diagnosticó 18 casos de cáncer infantil. A ellos se añaden todos los que están en seguimiento de años anteriores. Los pequeños con tratamiento activo son unos 35 y alrededor de 180 de todo el sur de Galicia están en seguimiento.

Todo lo financia la asociación, dice Natalia Dieste: el alquiler, los muebles, los suministros... Después, cada familia pone los alimentos. Tienen su propia habitación y unas zonas comunes. «Esto favorece mucho a los niños, porque conviven con otros. En invierno, por ejemplo, si tienen las defensas muy bajas no pueden salir mucho, y de esta forma están con otros niños», explica.

No solo hay familias de fuera de Vigo que necesitan la ayuda. Hay otras que viven en el centro de la ciudad pero también la precisan, como una niña que se mueve en silla de ruedas pero que habita en un céntrico edificio antiguo, con escaleras, que le dificulta muchísimo el día a día. Además del piso, Bicos de Papel mantiene las ayudas a familias que se pagan una pensión o alquiler, así como a familias cuyos casos son tratados en hospitales de Madrid o Barcelona.

Por si acaso la demanda supera a la oferta, han diseñado un protocolo para asignar las plazas en función de las características de cada familia: influyen cuestiones como la renta o la disponibilidad de vehículo propio, entre otras.