«Mi padre no se valoró como pintor, los artistas eran Darío Basso y Berta Cáccamo»

La Voz

VIGO CIUDAD

BENITO ORDOÑEZ

Carlota Álvarez Basso, exdirectora del Marco, comisaría la exposición póstuma de Darío Álvarez Gándara, que se inaugura mañana

25 sep 2019 . Actualizado a las 18:14 h.

Tras múltiples proyectos, desde la dirección de Matadero Madrid a la del Festival de Cine por Mujeres, Carlota Álvarez Basso (Vigo, 1965), ahora de nuevo en el Museo Nacional Reina Sofía de sus inicios, vuelve a casa con su proyecto más personal, íntimo y familiar. La primera responsable del Museo de Arte Contemporáneo de Vigo y sus hermanos, herederos del legado del doctor Darío Álvarez Gándara (1936-2015), compartirán con el público durante un tiempo la faceta creativa que su padre nunca divulgó. La exposición, bajo el título Amenceu outra vez, se inaugura mañana jueves, a las 20.00 horas, en la Casa Galega da Cultura (praza da Princesa, 2). «Estoy superagradecida al Ayuntamiento de Vigo, sin su apoyo el proyecto nunca hubiera salido adelante», reconoce.

-Su padre nunca expuso en vida. ¿Por qué ahora? ¿Cómo surge la idea?

-Él siempre pintó y tiene un corpus artístico de 22 óleos y cerca de 30 dibujos, además de otras obras menores. Nosotros hemos vivido rodeados de esos cuadros y viéndolo pintar. Siempre estaba ideando y creando, dibujando, haciendo esculturas y al final de su vida, escribiendo también. Publicó dos novelas. Así lo recuerdo yo, con ese espíritu activo. Al fallecer, como nunca vendió ni expuso nada aunque ganó un par de premios, cuando los cuatro hermanos nos repartimos sus obras coincidimos en que era una pena que se dispersase sin que se haya visto porque nos consta que a muchos críticos de arte que venían a casa por cosas de mi hermano Darío Basso, les llamaba la atención. Me propuse hacer su primera retrospectiva.

-¿Qué pasos siguió?

-Fue una iniciativa, como se suele decir, a puerta fría. Hice una petición pública. Redacté el proyecto, catalogué las obras, lo presenté en el registro del Concello de Vigo y pedí la sala. Tardé bastante en el proceso porque fue complicado, pero en cuanto nos confirmaron el espacio, todo fue rodado.

-¿Encontró alguna sorpresa?

-Pues sí. Por ejemplo, un texto maravilloso en el que él se presenta como artista y añade al final que también fue médico. Explica que su deseo en la vida siempre fue ser pintor, pero estudió medicina por la presión familiar.

-Una vez termine la exposición las obras regresarán a casa de cada hijo, ¿no?

-Sí. Quizás haya otra exposición, pero falta confirmarlo. Las obras aún no las dividimos. Las hemos guardado desde entonces en casa de mi tío a la espera de respuesta municipal. Paralelamente he catalogado todos los libros y documentos del legado de la familia, que se remonta a casi 300 años, y los hemos donado a la Fundación Penzol, así como la colección de partituras de mi abuela, cuyo destino es el Conservatorio Superior de Vigo.

-¿Cómo define su obra?

-Creo que nunca se valoró lo suficiente. Los artistas de la familia eran mi hermano y mi prima Berta Álvarez Cáccamo, y él daba un paso atrás. Y vista ahora su obra en conjunto, influenciada por el surrealismo, tiene una coherencia y una fuerza maravillosa.