Los ascensores allanan la vida viguesa

Pedro Rodríguez Villar
Pedro Rodríguez VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

CARLOS IGLESIAS

Las cuestas dejan de ser incómodas y obstáculos insalvables en zonas de la ciudad

29 jul 2019 . Actualizado a las 11:40 h.

Vigo Vertical está cambiando la ciudad. El proyecto impulsado por el Concello permite que las muy viguesas cuestas y desniveles ya no sean incómodos para los ciudadanos ni obstáculos insalvables para personas con problemas de movilidad.

«Vigo ha mejorado muchísimo», se alegra Javier Fernández. Sufre parálisis cerebral y su vida ha estado llena de retos para él y su familia desde que nació. Su madre, María Josefina Martínez, recuerda su lucha constante para que Vigo fuese una ciudad más accesible. Javier se mueve en silla de ruedas desde que tiene uso de razón. «Antes casi no podía salir de casa, ni las aceras estaban preparadas para mi silla». Recuerda que incluso «tenía que subir al bus en brazos».

Ahora, la mejora en accesibilidad de la ciudad le permite vivir con completa autonomía. Se casó hace tres años y vive con su mujer en Teis. «Ahora me muevo por la ciudad con absoluta libertad y desde que hay ascensores incluso más rápido. Son un gran avance», destaca Javier frente al ascensor que une San Salvador y Pizarro.

Los elevadores y las escaleras mecánicas provocan que la ciudad esté cambiando su forma de moverse. El Concello ya ha instalado cuatro ascensores, tres que funcionan a diario uniendo San Salvador con Pizarro, Menéndez Pelayo con Camelias, y Marques de Valterra con Torrecedeira, y uno que no se termina de estrenar entre Pi y Margall y Torrecedeira a través del parque Camilo José Cela. En total suman una inversión de 3,7 millones de euros.

A los ascensores hay que añadir los tres tramos de escaleras mecánicas que unen la Porta do Sol con Abeleira Menéndez y que costaron cerca de 750.000 euros.

A estos elementos se le sumará el próximo año la rampa mecánica de la Gran Vía. Además el Concello espera poder extender el proyecto a otras partes de la ciudad, destaca el plan de unir García Barbón con la estación del tren y Vía Norte a través de un ascensor y una pasarela.

El arquitecto Salvador Fraga destaca que Vigo se encuentra en muy buena posición entre las grandes ciudades que trabajan para manejar su accesibilidad. «Vigo va más allá de su casco histórico y esto no ocurre en muchas ciudades», concluye.

Pese a todo Fraga considera que el proyecto aún tiene varias tareas pendientes. Considera necesario «concertar una estrategia más amplia con un grupo de expertos», para poder acertar en futuras iniciativas. Para él, debería instalarse cuanto antes un sistema mecánico que facilité la llegada a O Castro, el Central Park de la ciudad.

«Aún tenemos que mejorar mucho más»

CARLOS IGLESIAS

Consuelo Martínez padece una enfermedad neuromuscular y también opina que hay cosas por mejorar en movilidad. «Vigo Vertical olvida lo que no es el centro», denuncia. Cuenta que compañeros suyos de la Asociación Galega contra as Enfermidades Neuronais (ASEM) que no viven en el centro siguen con los mismo problemas que «tenía yo hace años».

A los 31 años, una enfermedad neuromuscular relegó a Consuelo a una silla de ruedas. Le costó adaptarse y afrontarlo, pero ahora con 68 deja que «el humor lo haga todo más fácil». Recuerda que cuando se quedó en silla de ruedas estuvo «sin salir de casa un año y medio». No quería «molestar a nadie», y como la ciudad no estaba adaptada no podía moverse ella sola. Ahora, con su silla de ruedas, circula casi con total autonomía por un Vigo «que ha mejorado mucho».

Los ascensores son una pata más del avance de la ciudad. Ella los usa cuando está cerca porque ahorran «mucho trayecto».

Consuelo incide en que Vigo aún debe trabajar más para hacer para que la ciudad sea accesible para todos. Lo dice desde la terraza de una cafetería con un escalón en la entrada que no le permite entrar al local. «Pasa siempre», explica al tiempo que si ríe porque «al menos no llueve».

Estas actuaciones también han facilitado el día a día de los mayores. Mercedes Seco y Josefa Martínez están jubiladas y utilizan el ascensor de San Salvador y Pizarro para hacer la compra o ir a pasear. Desde que se instaló, ir al supermercado les lleva mucho menos tiempo. «Estamos muy contentas de que el Concello haya puesto estos ascensores», explican mientras esperan a que el elevador las llevé de una calle a otra.

«El problema es que se estropean mucho»

CARLOS IGLESIAS

Carmen Fernández y Juan Carlos Fraga son madre e hijo. Uno de sus familiares vive en Marques de Valterra por lo que habitualmente caminan hasta Torrecedeira para bajar en ascensor hasta la calle donde vive su familiar.

«Es muy cómodo y nos ahorra tiempo y el esfuerzo de caminar tanto», explican. Aunque reconocen que «el problema es que se estropea mucho». Juan Carlos Fraga también utiliza de manera habitual el ascensor de Camelias. Vive en esa calle y desde que se instaló el elevador su vida es mucho más cómoda. «Puedo ir a la compra y llevar a los niños al colegio sin coger el coche», destaca. 

Alfredo Selas también está jubilado y usa el ascensor que une Camelias con Menéndez Pelayo «todos os días». Explica que ahora se ahorra los 15 minutos que tardaba antes para llegar de una calle a otra. La única pega que le ve a este ascensor es que se «estropea moito». Alfredo espera que este problema se solucione pronto y que los ascensores se extiendan a otras zonas de la calle con problemas de altura.

Justo al lado de este ascensor está la tienda de trofeos Seipol. Su dueña Fabiola Rodríguez destaca que desde que instalaron el elevador pasa «mucha más gente por la tienda y por el barrio». Explica que aún es pronto para hablar de su influencia en las ventas.

La cafetería Hobby se encuentra entre el ascensor de Camelias con Menéndez Pelayo y el nuevo elevador que funcionará en el parque Camilo José Cela. «La calle ha mejorado mucho desde que funciona el ascensor», explica la dueña Ana Magaz. Antes de que se instalara el elevador «el barrio estaba muerto no, lo siguiente», concluye. Ahora la cafetería Hobby recibe más gente, y su dueña espera que sea aún más cuando el ascensor del parque funcione «por fin».

Manuel Rego, enfermo de charcot y presidente de ASEM, coincide también en que los ascensores han mejorado la movilidad en la ciudad. Su enfermedad causa lesiones en los nervios y afecta más en brazos y piernas. Sus músculos son más débiles y le cuesta caminar y hacer movimientos concretos. Es una enfermedad hereditaria que Manuel sufre desde los cinco años, pero que le diagnosticaron con 24.

Las obras de Vigo Vertical cambiaron su día a día. Hicieron la ciudad mucho más accesible y le permitieron disfrutar de lugares de la ciudad que antes no podía. «Hacía años que no podía ir hasta Porta do Sol andando», explica Manuel. Su enfermedad dificulta caminar en pendiente. «Este año pude ir a ver las luces de Navidad y dentro de poco podré volver a la Gran Vía», se alegra.

«Ahora puedo llegar más lejos en mis paseos»

CARLOS IGLESIAS

La vida de Cristina Romero, enferma de esclerosis múltiple, también ha cambiado desde que instalaron el ascensor que une Menéndez Pelayo con Camelias. Ella vive muy cerca y todos los días que puede sale a pasear con su amiga. Ahora sus paseos son más largos y llegan a sitios de la ciudad que antes le eran imposibles.

Cuando se le diagnosticó la enfermedad, hace 16 años, «casi no salía de casa», pero ahora sale a caminar con «tranquilidad porque todo está mucho mejor. Ya no tropiezas en las baldosas y tienes muchos bancos para descansar».

«Todo es mucho más cómodo con las escaleras»

CARLOS IGLESIAS

Victoria Fontán sube por las escaleras que parten de a Porta do Sol con su hijo Martín García. Desde que se instalaron las «usan de vez en cuando», explica la madre. «Son más cómodas y a Martín le gustan mucho», concluye. El pequeño cuenta que las escaleras «molan más al ser mecánicas».