Retrato inglés de la fuente del Angelote

La Voz

VIGO CIUDAD

CEDIDA

La emblemática pieza de la plaza de la Princesa conmemora la Reconquista ante los franceses

15 jul 2019 . Actualizado a las 09:20 h.

Aquí tenemos un retrato de Vigo inédito en la ciudad. Porque este grabado fue publicado en 1885 en la revista británica The Illustrated Sporting and Dramatic News, un semanario inglés muy popular que hacía crónicas de deportes, teatro y viajes. Fundado en 1874, la publicación sobrevivió hasta 1970. Y, en la British Library, en un ejemplar de hace casi siglo y medio, encontramos esta imagen de Vigo de finales del siglo XIX, donde aparece la fuente del Angelote, en la plaza de la Princesa, con el lema: «Fontain at Vigo».

El dibujo es sencillo. Un grupo de aguadoras llena sus recipientes para abastecer sus casas. Y la escena era habitual cada día, como recuerda Amador Montenegro en su Historia íntima de Vigo, cuando asegura que todavía a principios del siglo XX la del Angelote «era la fuente más concurrida por las aguadoras y las sirvientas que cada mañana acudían a ella para llevar aguas a las viviendas».

En un grabado contiguo vemos un carro de bueyes (‘Ox Cart’) y unos burros cargados con tinajas.

No es de extrañar que en el Reino Unido hubiese interés por Vigo en el año 1885. Desde una década antes, en 1873, operaba en la ciudad la Eastern Telegraph C.° Ltd, conocida como el Cable Inglés, con lo que había ya asentada una colonia británica en la ciudad.

La plaza de la Princesa era en aquella época la más importante de Vigo junto a la Porta do Sol y la de la Constitución. Había sido abierta en 1816 con el nombre de Pescadería, porque allí se celebraba el mercado local del pescado. En un principio, apenas estaba cerrada por edificios. El primero de ellos fue la casa bajo la que actualmente discurre el arco de Quirós. Y, en 1832, fue embellecida con la construcción de un lujoso teatro, construido por el industrial Norberto Velázquez Moreno, empresario de origen riojano que con sus negocios llegaría a ser la segunda fortuna de Vigo, tras el marqués de Valladares.

Aquel teatro estaría abierto hasta 1880, programando obras que aparecían anunciadas con títulos tan sugerentes como El cuarto de hora del bello sexo o el drama épico Guzmán el Bueno, héroe de Tarifa.

La plaza cambiaría de nombre poco después de la inauguración del teatro. En 1840, se instala en un solar el almacén de grano de la ciudad. Y pasa a ser la plaza de la Alhóndiga.

Pero el 11 de abril del 1852, el mismo año en que fallecía Velázquez Moreno, la plaza adoptaría su nombre definitivo. En una solemne ceremonia se descubría la placa, que rendía homenaje a Doña Isabel de Borbón y Borbón, hija de la reina Isabel II, nacida en 1851 y Princesa de Asturias hasta 1857, cuando vino al mundo Alfonso, el futuro rey Alfonso XII. Aunque se ha escrito mucho que la princesa de la plaza es la futura reina Isabel II, la realidad es que el nombre corresponde a su hija.

Tras el incendio del ayuntamiento en 1851, se construyó una nueva sede. En 1859, el arquitecto José María Ortiz diseña los planos y se adjudican las obras al constructor José Antonio González Bernárdez. El edificio presenta un estilo en tránsito cara al eclecticismo, combinado con elementos clasicistas. La fachada posterior, que da a la plaza de la Princesa, está menos decorada que la anterior, que se abre a la Constitución. En realidad, se trataba de dos edificios que fueron unidos en 1875. Y así siguen en la actualidad, acogiendo la Casa Galega da Cultura y la Fundación Penzol.

La fuente de la plaza se llama del Angelote por razones obvias: está coronada por un querubín. Y está dedicada a la victoria en la Reconquista de Vigo ante los invasores napoleónicos. En piedra vemos grabado: «Al triunfo de la Fiel, Leal y Valerosa Ciudad de Vigo».

Durante décadas, fue una de las cuatro fuentes que Vigo tenía intramuros, junto a la de la Barroca, la de la Falperra y la de Neptuno. En 1840, el cronista Taboada Leal las describía así: «Dentro de la ciudad de Vigo hay 4 fuentes de bastante raudal, pero solo dos de estas situadas próximamente conocidas con los nombres de Neptuno y Angelote, son de aguas potables, y aunque las dos se hallan tan inmediatas que parecen continuación una de la otra, sin embargo el agua de esta segunda es menos fresca y grata que la de la primera».

La de Neptuno todavía se conserva en los jardines del pazo de Castrelos. Y la del Angelote sigue en su plaza, donde fue retratada por una revista inglesa en 1885, en este grabado que ahora rescatamos.