La descoordinación paraliza sobre la marcha el cierre de la Gran Vía

Pedro Rodríguez Villar
pedro rodríguez VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

XOAN CARLOS GIL

El cierre al tráfico está previsto para la mañana del próximo lunes 8 de julio

02 jul 2019 . Actualizado a las 14:28 h.

El corte de tráfico de Gran Vía previsto para ayer se retrasa al lunes debido a la descoordinación entre empresa y Concello en la señalización de las obras y de los desvíos. Este el segundo retraso de la obra, después de que el martes pasado se pospusiera hasta ayer.

A las diez de la mañana, hora en la que estaba programada el corte, la confusión reinaba entre los trabajadores y los efectivos de la policía local desplegados en la zona. Los primeros esperaban en la acera en la que converge Gran Vía y calle Ecuador al permiso de iniciar las obras convencidos de que el tráfico no se cortaría ayer, explicaban que la señalización no estaba lista y que los trabajos se podrían realizar sin restricciones a vehículos. Un poco más arriba, los efectivos de la policía local se desplegaban para cortar el tráfico como estaba programado.La confusión y las versiones encontradas se mantuvieron hasta cerca de las 11.00 horas cuando se anunció que las obras se posponían hasta el próximo lunes ya que, según la empresa adjudicataria, los primeros trabajos son compatibles con el tráfico y «la señalización es compleja», declaró el alcalde, Abel Caballero.

El portavoz del PP local, Alfonso Marnotes, denunciaba ayer que no se puede admitir la «improvisación del Concello» en unas obras que implican a la arteria principal de Vigo.

Las obras de Gran Vía cambiarán el día a día de los comercios de la avenida y las calles aledañas. Los seis carriles actuales se reducirán a dos entre la calle Venezuela y María Berdiales; uno ascendente para transporte urbano, de mercancías, residentes y motos y uno descendente. El tráfico se desviará por la calles que convergen con la vía principal, de hecho ya hay un indicador en el túnel de Plaza España que recomienda el desvío por la calle Pizarro (única señalización a la vista a día de ayer). Cristina Silva trabaja en la zapatería Escobar Vigo y ya se prepara para unos «meses duros» en los que el comercio «probablemente se verá afectado». Además explica que la única información que tienen es «gracias a la prensa» y por eso no han previsto ningún tipo de acción especial en su zapatería.

En la tienda de moda hombre mujer Inés Castro su dueña del mismo nombre comparte el miedo y la falta de información de Cristina Silva, pero cree que pese a que estos meses sean «duros» los resultados «serán buenos para la ciudad y el comercio de Gran Vía».

Las obras no dan tregua a la calle Venezuela, uno de los desvíos planteados. Pablo Fuertes, con una administración de lotería, está cansado de una serie de reformas que para él «se hacen muy mal». El año pasado vio como la entrada a su negocio se complicaba y ahora teme que la congestión del tráfico vuelva a disuadir a los clientes. Está enfadado porque el Concello no se preocupa por ellos ni les informa, explica que pese a que las obras provocan el descenso de los ingresos él sigue «pagando los mismos impuestos».

Carmen Goicoa y su empleada Marta Juarro trabajan en una farmacia vecina a la administración de lotería de Pablo y también vieron como su clientela se reducía en su farmacia con las obras de calle Venezuela. Temen otra «mala experiencia» después de que la reforma del año pasado hiciera imposible el paso de sillas de ruedas o carros de bebe a su farmacia.

Por ahora, la incertidumbre se instala en los comercios de una Gran Vía que cuenta hasta el lunes con sus seis carriles actuales.