Este domingo, Vigo volverá a arder por sus cuatro costados. Porque llega la tradicional noche de San Xoán y hay 25 hogueras que han solicitado permiso al Concello. La mayor parte se concentrarán en las parroquias, como las de Comesaña, Coruxo, Valadares, Bembrive, Seixo, Matamá, Fragoso o Candeán. Y se mantienen las del casco urbano, con la de Casco Vello como emblema, en una fiesta que se celebra en O Berbés desde hace más de cien años. Bouzas será otra de las clásicas, pero se perderá la de la plaza de Santa Rita, junto a la torre del Xeral, que tras varios años de éxito no se celebrará. Y eso que la edición del 2018 fue un abarrote general.
Es una lástima que el centro urbano participe poco de la noche más mágica del año. Porque tiene sentido acudir a las parroquias a disfrutar del fuego, pero sería bueno que los barrios más urbanos participasen también de la fiesta. Cuando éramos niños, en cada descampado había una hoguera, sin tener que salir de la ciudad. Pero lo hemos regulado tanto todo, que se ha perdido la espontaneidad. A algunos esto les parece moderno, pero basta el ejemplo de Barcelona para comprobar que las tradiciones se pueden mantener también en el asfalto. Este domingo el barrio de Gràcia volverá a arder por los cuatro costados. Habrá docenas de fuegos en plena vía pública, y los vecinos bajarán mesas y sillas para cenar todos juntos en la calle. No es incompatible la vida urbana moderna con las tradiciones y con la convivencia.
A falta de más hogueras en el centro urbano, volveremos a las parroquias. Y a gozar del fuego en la noche más bonita del año.