Un coleccionista de Vigo y Lugo almacenaba 40 rifles, 26 pistolas y cartuchos de guerra de la OTAN

E. V. PITA VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

POLICÍA NACIONAL

Estados Unidos detectó al vigués porque compró modificadores de escopeta para reconvertirlas en ametralladoras de mil disparos por minuto

16 jun 2019 . Actualizado a las 00:02 h.

Un chivatazo de Estados Unidos a la policía europea permitió capturar a un coleccionista con licencia de tirador deportivo que almacenaba un arsenal privado en su piso familiar de Vigo y en una casa de Lugo. Estaba comprando en Internet herramientas y piezas para modificar fusiles y convertirlos en ametralladoras.

Toda apunta a que el implicado, de mediana edad, no vendía estos equipos sino que es un ingeniero obsesionado con las armas, afición en la que se gastaba todos sus ahorros y que lo arruinó. Llevaba tiempo en el paro y vivía con su familia en un piso humilde y en condiciones precarias y sin apenas recursos económicos. Incluso llegó a pedir créditos al banco para comprar más piezas para completar su colección. El mayor peligro para la policía era que explotase alguna de las sustancias deflagrantes que almacenaba en tres armarios de su piso o que su colección fuese robada por delincuentes profesionales.

La jueza de Instrucción número 7 de Vigo dejó en libertad con cargos al coleccionista, que atesoraba 66 armas de fuego y 17.000 cartuchos, munición de guerra de la OTAN y cuatro kilos de pólvora negra que necesitaba para cargar artesanalmente sus pistolas antiguas de avant carga. La jueza lo investigará por los delitos de tenencia ilícita de armas prohibidas y depósito de municiones.

Su arsenal contaba con 40 armas largas (sobre todo fusiles) y 26 cortas (pistolas, revólveres y antiguallas del siglo XIX). Una de sus armas cuesta 30.000 euros a precios de mercado. La mayoría de los artículos los compraba legalmente en las armerías y los cartuchos los iba atesorando cada año cubriendo su cuota como tirador olímpico y de caza mayor. No los gastaba. La mayoría del material estaba en Vigo, guardado en tres armarios con cierre de seguridad.

Las autoridades de Estados Unidos detectaron al sospechoso, quien hacía compras en Internet a proveedores internacionales, y dio la alerta a través de Europol, la agencia policial europea. Estos organismos americano y europeo actúan coordinados para llevar a cabo operaciones contra el tráfico ilegal de armas, munición y piezas. Quieren evitar que las armas legales que son modificadas para ser más letales caigan en manos de terroristas y delincuentes profesionales.

La Policía Nacional de Madrid estudió el informe estadounidense y siguió la pista al sospechoso. Concluyeron que estaba comprando en Internet unas herramientas para modificar armas legales y convertirlas en prohibidas. El implicado fue detectado al adquirir dispositivos para modificar la capacidad de disparo de las armas semiautomáticas y convertirlas en ametralladoras. Con esos mecanismos, las ráfagas normales de tiro a tiro pasan a ser de 1.100 disparos por minuto. Adquiría los convertidores en otros países y las colaba en España de forma camuflada en envíos de paquetería. El material que le interesaba eran herramientas como bancos de trabajo, moldes o piezas sueltas muy especializados que solo sirven para la modificación, razón por la que su venta está muy controlada.

En su piso tenía 32 cargadores para munición, piezas acoplables a armas de fuego como cañones y silenciadores. De los 17.000 cartuchos, la mayoría eran del calibre 9 milímetros parabellum pero también del 28 y 356 magnum. También tenía munición de guerra de los calibres 7,62 y 5,56, que son los usuales de la OTAN, aunque los primeros fueron relegados por otros más ligeros. La policía considera ilícito modificar armas legales para transformarlas en armamento prohibido o de guerra.

Las armas legales serán custodiadas por la Guardia Civil, que le permitirá venderlas, pues no puede almacenar tantas juntas. Las modificadas serán analizadas por la Policía Científica en Madrid. La pólvora y las balas serán requisadas.