«El banco de alimentos ayuda a 25.000 personas»

Begoña Rodríguez Sotelino
begoña r. sotelino VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

M.MORALEJO

La entidad solidaria con base en Vigo recoge toneladas de comida que 150 organizaciones se encargan de repartir en toda la provincia. Hoy mismo comienza una campaña de captación de fondos

13 jun 2019 . Actualizado a las 22:50 h.

Número de miembros

La cifra de colaboradores fijos ronda el medio centenar. La de voluntarios es mucho mayor y variable en campañas puntuales.

En esta entidad las divisas valen como el oro para los que las reciben, pero lejos de lingotes, estos ases de las finanzas manejan macarrones o lentejas como moneda de cambio. De coordinar la gestión de los fondos de la Fundación Provincial Banco de Alimentos se ocupa Pedro Pereira. Es su presidente desde el 2010 aunque entró como colaborador unos diez años antes. El compostelano afincado en Vigo recuerda que este colectivo dedicado a recoger comida procedente de donaciones de empresa y particulares llegó a su vida porque «me había prejubilado y me sobraba tiempo».

Pereira, de 78 años, es licenciado en Filosofía y en su trayectoria profesional hubo muchos cambios de dirección, desde la docencia, como profesor en varios colegios y en la universidad, al sector del transporte pesquero o la construcción. La crisis le golpeó de lleno en su última etapa laboral y, como reconoce, casi acaba en la ruina. «Lo vi venir y preferí prejubilarme y dedicarme a atender a los nietos, pero echaba en falta el trabajo y siempre tuve una preocupación social heredada de la familia, por las situaciones sociales», cuenta.

Un amigo le habló de la existencia del Banco de Alimentos, que entonces era poco conocido y estaba en un bajo de poco más de cien metros. Entró como todos, estibando cajas y preparando entregas a las entidades que reparten la comida porque, como recuerda, ellos no dan directamente lo que reciben a particulares. Lo hacen organizaciones -alrededor de 150 oenegés acuden allí una vez al mes- que sí las distribuyen entre las personas que lo necesitan. Cuando el banco empezó a crecer él se convirtió en la cara visible de una entidad que iniciaba un crecimiento paralelo al aumento de la pobreza en familias que se encontraron de repente sin medios para llegar a fin de mes.

Cuando alcanzó la presidencia se empeñó en conseguir un espacio más grande ya que la crisis no acababa y las necesidades de la gente aumentaban. Se fueron a una nave enorme en la parroquia viguesa de Sárdoma, pero también se quedó pequeña y añadieron dos más. Ahora acaban de estrenar unas instalaciones aún más grandes en Lavadores, donde estaba la antigua sede de ascensores Enor. Son unas 50 personas las que trabajan en la entidad de forma permanente pero el número de colaboradores crece en cada recogida. La próxima comienza hoy mismo y movilizará este fin de semana a más de 300 voluntarios en la campaña Zampakilos Solidario impulsada por Vegalsa-Eroski y que se desarrollará en Vigo, Redondela, Moaña, Porriño, Baiona, Pontevedra y Marín.

Aunque la sede central del Banco de Alimentos está en Vigo, tiene una delegación en Pontevedra desde hace cinco años. «Desde allí atendemos las necesidades de familias de toda la provincia, como Vilagarcía, A Estrada, Lalín, Cambados o Sanxenxo». Pereira manifiesta que es difícil dar unas cifras anuales exacta sobre el número de personas a las que ayudan, pero aporta la más certera que manejan, aunque tenga fluctuaciones puntuales: «Ayudamos a cerca de 25.000 personas», afirma. El gestor cuenta que la entrada más significativa que han registrado últimamente ha sido «una avalancha de ciudadanos de Venezuela que ha hecho aumentar de nuevo el número de perceptores de asistencia». Pero ellos también necesitan ayuda, ya que la organización, sin vinculación política o religiosa alguna, funciona con las subvenciones que recibe. En este sentido subraya que «la caja fuerte de alimentos va bien, la que va muy mal es la otra, la del dinero. El Concello de Vigo se hacía cargo del alquiler de la otra nave y nos prometió que lo haría con la nueva. Aún no hemos recibido nada pero no dudo de que van a cumplir», sostiene Pereira, que lamenta «la despreocupación de los políticos por un desajuste social del que siempre se olvidan».